La ley de los cerros: La tercera entrega de la serie protagonizada por Mick Hardin

Del autor de Kentucky secoLejos del bosque, El buen hermano, Noche cerrada, Los cerros de la muerte y Los hijos de Shifty
La tercera entrega de la serie protagonizada por Mick Hardin«Otra carta de amor a los Apalaches con un elevado número de cadáveres. Otra puñetera maravilla… La tercera novela de Offutt sobre Mick Hardin es la mejor hasta la fecha.» Kirkus Reviews
 
Tras veinte años como agente de la División de Investigación Criminal del ejército, Mick Hardin se retira y planea instalarse en Córcega. Antes, viaja a su Kentucky natal después de una ausencia de dos años para pasar unos días con su hermana Linda, la sheriff del condado. Una vez allí, Linda lo pone al día del caso que está investigando: el asesinato del mejor mecánico de coches de carreras locales, presuntamente involucrado en peleas ilegales de gallos. Cuando Linda es herida de gravedad en un tiroteo, Mick es nombrado ayudante del sheriff y hará lo que sea necesario para dar con el pistolero.
 
La ley de los cerros es, tras Los cerros de la muerte y Los hijos de Shifty, la tercera novela de Chris Offutt protagonizada por Mick Hardin.
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Chris Offutt (1958) pasó su infancia y primera juventud en Haldeman, Kentucky, una población minera de doscientos habitantes que ya no existe. Tras licenciarse en la Universidad de Morehead, recorrió los Estados Unidos a dedo y trabajó en más de cincuenta empleos. Alumno de James Salter y Frank Conroy en el curso de escritura creativa de la Universidad de Iowa, Chris Offutt debutó en 1992 con el libro de relatos Kentucky seco. Es, además, autor de otra colección de relatos (Lejos del bosque), de tres obras autobiográficas y de cinco novelas. Ha escrito guiones de las series TremeTrue Blood y Weeds.
Si alguien hubiese matado a su abuelo, él habría hecho lo mismo. Llevado por la furia, ya contaba con unos cuantos muertos en su haber, pero eso no significaba necesariamente que fuese a engrosar la lista. Y tampoco lo creía de ella. A lo mejor es que no quería arrestar a nadie por algo que él mismo no habría dudado en hacer. Su abuelo diría que estaba rigiéndose por la ley de los cerros. Mick esperaba que fuera eso.