Cuando nos disponemos a comenzar algún libro de los denominados «para escépticos» del gran Eslava Galán, tendremos dos certezas: primero que nos vamos a divertir mucho; y segundo, que vamos a aprender también mucho.
Me considero fan acérrimo de este grande de las letras, que sin contar sus novelas, creo haberme leído todos sus ensayos sobre historia. A través de ellos realiza una nueva vuelta de tuerca a hitos históricos acercándonos de forma amena a la vez que nos instruye con su particular estilo novelado de ellos.
La obra y gracia de Juan Eslava Galán es prolífica donde las haya. Abarca narrativa, ensayo, divulgación, viajes, sexo, poesía, cocina… podemos encontrar en su bibliografía incluso novela gráfica (La Revolución Rusa contada para escépticos, publicada este mismo año). Es tan ubérrimo que ha llegado a publicar con el nombre Nicholas Wilcox, pseudónimo, como él mismo declara, que elige para escribir “best sellers”. Premio Planeta en 1987 por En busca del unicornio, este estudiante de Filosofía y Letras y licenciado en Filología inglesa no ha parado desde entonces, añadiendo a su palmares varios premios entre los que se encuentra el premio Fernando Lara, llegando a escribir hasta dos libros por año.
Su andadura en esto de contarnos la historia a los escépticos comenzó en 1995, en el que nos instruía sobre la historia de España. Siguió con el mundo, con las Guerras Mundiales, la conquista de América, la Guerra Civil… y ahora le ha tocado el turno a la idealizada Revolución Francesa.
Eslava, con su mordaz ironía, va desgranando los hechos que sirvieron de detonantes de una revolución que cambió al mundo. Con desparpajo pero con precisión quirúrgica, va diseccionando los acontecimientos que se fueron sucediendo desde que un volcán islandés hizo que el clima cambiara, reduciendo las cosechas, y provocando que el pueblo francés se hartara de pasar hambre, mientras que la clase noble continuaba con el derroche y la ostentación.
Arrebata ese halo de romanticismo que hemos otorgado a este periodo, describiendo la cruda realidad de aquellos años convulsos en los que el camino, por muy noble que fuese, quedó regado de sangre y miedo, como suelen estar marcados los caminos emprendidos por el ser humano a lo largo de la Historia. El autor narra la realidad utilizando unos elementos que hacen muy fácil engancharse al libro, en el que nos sitúa en primera fila a la hora de seguir a los principales protagonistas históricos como Luis XVI, María Antonieta, Lafayette, Marat, Rebespierre, Napoleon o el famosos doctor Guillotin, que a su pesar dio nombre al artilugio que se convertiría en uno de los símbolos de la Revolución.
Pero como un buen autor trata de buscar la empatía del lector con los personajes, que mejor forma que personalizar al pueblo en un grupo de oprimidos y gente de a pie a los que acompañaremos a lo largo de su lucha contra el absolutismo y el poder despótico de la nobleza. Algunos de ellos son la alborotadora pescadera Adèle la Tremenda; Julien, hermano exaltador de la sensual Briggiet, a su vez enoviada con el criado del industrial español Diego, primo de Gaston, ambos pertenecientes a la recién nacida burguesía. El español, por su experiencia, va narrando la similitud de los hechos acontecidos en el país galo con los recientemente ocurridos en España, siendo sus resultados muy dispares. El autor se ayuda de todos ellos para acercarnos a como se vivían estos hechos en los distintos estratos de la sociedad.
El autor, en este tipo de obras, es muy proclive a las notas a pie de página. Lo que puede resultar tedioso en otra clase de textos, aquí resultan igual de entretenidos y esclarecedores que el resto del contenido, por lo que aconsejo no saltárselos, como quizás nos atrevemos a hacer algunos en muchos otros libros.
Un placer, como siempre, disfrutar de la pluma de Juan Eslava Galán en cualquiera de sus textos, pero que en especial para los aficionados a la Historia y los curiosos descubrirán, se sorprenderán y aprenderán a la vez que se divierten.