Susana Martín Gijón es de sobras conocida por el amplio público del género negro, sobre todo por sus dos sagas protagonizadas por Annika Kaunda y Camino Vargas cada una. Pero esta sevillana licenciada en Derecho y tan implicada en causas sociales, ofrece mucho más en su faceta artística. Una de esas facetas que más me sorprendió fue ser una de las guionista de las dos primeras adaptaciones de la famosa trilogía de Carmen Mola: «La novia gitana» y «La red púrpura».
Otra sorpresa agradable fue descubrir que su nuevo libro, «La Babilonia, 1580», se trata de una novela histórica, donde también toca ese género negro que tan bien se le da.
Yo, como gran aficionado a ambos géneros, no podía perderme esta obra. Conocedor de la pluma de esta autora, ya tenía una gran baza ganada, sabiendo que no podía defraudar, solo sorprender para bien, como así ha sido.
Aquí nos narra como en el año que aparece en el título, la flota de Su Majestad está a punto de zarpar hacia el nuevo mundo desde el puerto de Sevilla, pero para horror de la tripulación de la Soberbia —la nave capitana del convoy— como para el resto de los que forman la expedición, aparece la piel del rostro de una mujer pelirroja sobre el mascaron de proa, señal de mal augurio. Al parecer se trata de una de las habitantes de La Babilonia, uno de los prostíbulos más famosos de la ciudad.
Damiana, otra mujer que ejerce entre los muros de la Mancebía, tratará por todos los medios de descubrir quién le ha podido hacer eso a su compañera. Tratará de contar con la ayuda de la que fue en otro tiempo su amiga, sor Catalina, monja de clausura en el convento anexo al pecaminoso lugar. Lo que descubran pondría poner en peligro no solo sus vidas, también el secreto mejor guardado de la Corona.
Detrás de una trama adictiva y que no decae en ningún momento, se nota el arduo trabajo de investigación que ha realizado la autora, dejándonos un paisaje detallado de cómo era la vida y las gentes de este periodo tan poco explotado en la literatura como es la transición entre Edad Media y Renacimiento, siendo Sevilla la ciudad más importante de la época gracias a su puerto fluvial, y poseyendo uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. Inclinándose más hacia esa Baja Edad Media que al revolucionario Renacimiento, aun vemos esas reminiscencias en una más que presente Inquisición, como esa gradual abolición de la esclavitud.
Intercalada con la trama principal, Susana nos va narrando la historia de una de las culturas tan fascinantes como desconocidas como es la del Imperio de Mali del siglo XI. Como la propia autora señala al final del libro, los protagonistas que aparecen en su narración son reales, tomándose algunas licencias a la hora de construir la historia. Pero a la vez es en esta parte donde tal vez la novela adolece un poco, puesto que esta trama, a pesar de interesante, no aporta mucho al hilo principal de la novela, cumpliendo solo con el propósito de “descanso” de la acción, a la vez que subraya el valor y coraje de nuestra protagonista. No solo aquí la autora se sirve de personajes reales, puesto que a los que los secundan son conocidas figuras de la historia, dando más consistencia y solidez a la trama.
Novela que gustará tanto a los lectores de novela negra como a los del género histórico, porque lo que es indiscutible es el buen saber hacer de Susana Martín Gijón, que convence en ambos géneros. Creando un libro ameno, entretenido y emocionante, que con sus cortos capítulos acelera su lectura, provocando que sus cuatrocientas sesenta páginas se nos hagan muy breves.