Gracias al sello Noir de la editorial Maeva, estoy descubriendo autores del género negro que me están sorprendiendo gratamente.
La última autora que ha llegado a mis manos, gracias a esta editorial, es María Suré. Ingeniera informática, salmantina de nacimiento y afincada en Valencia. Autopublicó su primera novela —El color del perdón— en 2015. Posteriormente ha publicado, ya a través de editorial tradicional, tres novelas más, la última de ellas es Lágrimas de polvo rojo, con la que su nombre comienza a sonar a los aficionados al género. Pero ha sido en este 2023 cuando se ha editado su anterior libro: Huérfanos de sombra, el que hoy nos ocupa.
La historia transcurre en el verano de 2018, en Aldeanegra —localidad (ficticia) de la provincia de Salamanca— donde vive Marcos, un joven de ocho años, feliz junto a su madre y su abuelo. Un día, el niño desaparece, revolucionando al pueblo donde todos se conocen. En el lugar que ha desaparecido se haya el cuerpo de un huraño vecino de la comarca junto al cadáver del perro del niño. Los agentes de la guardia civil, Cristina Albino y Alselmo Picarzo, tratarán de localizar al pequeño en el menor tiempo posible tratando de hallarlo con vida, y aclarar el misterio. Hannah, una anciana de origen checo y amiga de la familia, junto a su hija, acompañarán a los familiares de Marcos en estos duros momentos, y cuya trágica historia también iremos conociendo en forma de flashbacks.
Me ha gustado mucho el estilo sencillo de María. La historia va fluyendo a pesar de no ser lineal. Retrocede y avanza a medida que nos aporta información de forma clara, marcando bien el camino evitando que el lector pueda perderse, y consigue que la trama fluya sin ralentizar su narración estos saltos en el tiempo. Su estilo resulta tan depurado que consigue que no perdamos el norte sin importar que esos saltos nos trasladen a los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, a los orígenes de la madre de Marcos o al día antes de la desaparición de este.
María Suré ha creado un reparto coral donde cada personaje está muy bien construido, mostrándonos sus dobleces, porque como en la vida misma, nadie es del todo bueno ni del todo malo, cada cual es él y las circunstancias y vivencias que los ha marcado. Es a través de los recuerdos y decisiones que tomaron en el pasado el modo con el que la autora nos los hace llegar de forma objetiva, deja en manos del lector la empatía, o no, a la hora de juzgarlos.
En esta novela es inevitable acudir al tópico de la cebolla y las capas que la componen como metáfora de su argumento. Una especie de matryoshka, donde cada historia se oculta dentro de otra. Partiendo de las vivencias de una niña checa que ha de huir de un país que se tornará en infierno; un infierno que la acompañará adonde quiera que huya arrastrando unas consecuencias que llegarán a influir en personas que han de nacer muchos años después, a muchos kilómetros de distancia. Porque también es inevitable mencionar el tópico del efecto mariposa que conlleva implícita esta novela.
De forma honesta y discreta, nos va calando este libro que encierra mucho más de lo que aparenta su sencilla sinopsis. Su autora nos la hace llegar de modo discreto y humilde, demostrando que las historias buenas y bien contadas no necesitan alardes ni lenguaje ampuloso para demostrar que lo sencillo no está reñido con la calidad y donde lo más recóndito del ser humano siempre estará cubierto por una pátina de cotidianidad.