Ventisca, de Marie Vingtras

Ya en otras ocasiones he hablado de la editorial Nørdica, pero no me canso de recomendar sus libros. Es una editorial cuyas obras hay que tener en cuenta, ya no solo por sus libros en general, sino por sus exquisitos formatos y encuadernaciones. Trabajan en varias colecciones: coleccionletrasnördicas, coleccionotraslatitudes, coleccionminilecturas, nøordicacomics… mención aparte merece su preciosa coleccionilustrados. Aunque otras veces si os he hablado de alguna de esas joyas, hoy le toca a una pequeña novela de apenas ciento sesenta páginas, pero no me podría haber fascinado e impactado más que si tuviese mil páginas.

No en vano es la ganadora del Premio de las Librerías de Francia. País de la que es originaria su autora, la periodista francesa Caroline Rénmy de Guebhard, cuyo alías, como homenaje al periodista Arthur Vingtras, es Marie Vingtras. Lo más sorprendente es que esta ha sido su primera novela, y creo que la única, ya que no tengo noticia de que haya publicado desde 2021, año en que publicó Ventisca.

En ella nos narra la búsqueda de un niño que se ha soltado de la mano de su cuidadora en medio de una ventisca. Seguiremos a varios personajes a través de esa búsqueda, a los que iremos conociendo a través de las reflexiones y recuerdos que van acudiendo a su memoria mientras atraviesan el muro infranqueable que forman viento y nieve en un paisaje tan bello como hostil.

Sin apenas interacción por parte de estos poco personajes, diálogos que serían inútiles al no poder entenderse en medio de semejante nevada, vamos conociendo a cada uno de ellos. Desde el noble Benedict, el responsable del niño que mientras lucha contra los elementos rememorará su propia historia y de cómo los acontecimientos le hicieron hacerse cargo de la criatura; la insegura Bess, una chica buscavidas de ciudad que no sabe qué ha hecho para acabar en un lugar tan inhóspito; el atormentado Freeman, hombre de color tan desubicado en este lugar como en el mundo en general; o el misógino y despreciable Cole, el único que parece sentirse como pez en el agua en estos páramos.

Todos envueltos en la búsqueda de un crío que no es más que la metáfora de la búsqueda de cada uno de ellos. Porque es lo que nos ofrece su autora, unos personajes que a modo de capítulo, nos ofrece fragmentos de su historia y personalidad en forma de pensamientos y recuerdos; personajes que donde cada uno es una isla dentro de un helado desierto, que es adonde creen que pertenecen, donde creen que merecen estar, ya sea por sus malos actos o por su erróneas decisiones.

Pero donde reside el encanto de este libro es en la forma en que la autora nos la hace llegar. No es una novela al uso en la que la historia avanza por medio de la interacción y diálogos entre sus personajes. Aquí no encontraremos ni un solo guión de diálogo, aquí son los personajes los propios narradores. Pero no creáis que esto la hace confusa o pesada. nada más lejos, a través de estas reflexiones nos va llegando la historia de cada uno de ellos, despertando nuestra simpatía o desprecio, dependiendo del personaje. Llegamos a conocerlos. A comprender sus anhelos y sentir pesar por ellos, ya que no han tenido la suerte que merecían.

En sus pocas páginas se desarrolla una trama apasionante, y con un final digno del desarrollo de esta atípica novela.

Lectura obligatoria para todo tipo de lectores, desde los más ávidos a los más ocasionales, porque por mucho que hayáis leído, habrá pocas obras que se parezcan a esta clase de narrativa, y a los que no leen mucho, les despertará las ganas, porque en la literatura aun nos aguardan muchas sorpresas, y no todo está ya inventado.