Tal vez haya más lectores a los que les suene el nombre de Adele Vieri Castellano que Cristina Fantini. Se trata de la misma escritora. Su nombre real es el de Cristina, y Adele es un seudónimo elegido como homenaje a su bisabuela.
Cristina firma con su propio nombre por primera vez, y lo hace en esta novela histórica en la cual nos narra los primeros años de la construcción la catedral de Milán, ciudad en la que se estableció hace años.
Esta investigadora histórica contagia a través de su novela la pasión por el pasado. En ella nos cuenta la historia de dos hermanos gemelos, frutos de un amor joven que condujo a unas consecuencias que marcarían el destino tanto de los padres de las criaturas como de ellos mismos. Sin saber que son realmente familia, sus caminos se cruzarán de forma casual gracias a sus habilidades innatas. Resultaba imposible no coincidir en una obra tan emblemática como impresionante como fue la catedral de Milán, más conocida como el Duomo de Milán.
Cristina nos presenta al conde Gian Galeazzo Visconti, aristócrata que concederá la gracia a la ciudad de Milán de poder reemplazar a la iglesia Santa María Maggiore por una enorme catedral que deslumbrará a toda la cristiandad. Para conseguirlo, se rodea de los mejores arquitectos, ingenieros y artistas. Este será el nexo de unión en el que convergerán nuestros protagonistas y donde asistiremos a su crecimiento, no solo como se convierten en hombres, también en grandes artistas en sus respectivos gremios a lo largo de los años de trabajo en esta construcción. Ya que asistiremos, de forma entretenida, a las diversas fases por las que pasó el espectacular edificio, a la vez que vivimos tribulaciones tanto por parte del propio conde y hombres poderosos que lo rodearon, así como de nuestros protagonistas. Una historia donde caben traiciones, romance, tragedias, guerras y epidemias.
La autora parte de personas reales a la hora de crear a estos personajes que nos resultan cercanos y, como viene siendo habitual en este tipo de narraciones, deberán superar innumerables obstáculos donde no faltaran los pendencieros que quieren arruinar la empresa de estos. Personas reales que estuvieron ligadas al nacimiento del Duomo. Pero lo que realmente fascina es cómo muestra la creación de la catedral desde cero —obviamente no veremos su final puesto que su terminación definitiva no acabó hasta ya muy entrado el siglo XX— y nos muestra la evolución tanto de la construcción como de los personajes a los que acompañamos.
A pesar de exponer las diferentes tareas y procesos que se realizan en la etapa temprana del edificio, Cristina no aburre con largas explicaciones constructivas ni palabras complejas que puedan resultar tediosas para el profano. Al contrario, con descripciones breves totalmente integradas en el relato, demuestra su saber y pasión por el proceso, pero lo hace de forma ágil dando más importancia a la trama de los personajes. Resultando una novela fácil de leer, a pesar de sus quinientas páginas, y que por su ritmo narrativo y lo breve de sus capítulos, nos leeremos sin apenas darnos cuenta.
Como siempre digo, las comparaciones son odiosas, pero es inevitable que acudan a nuestra memoria obras como Los pilares de la Tierra, de Ken Follet, y he de señalar que En el nombre de la piedra puede que vaya por la misma senda, pero es una obra más ligera y fácil de leer. No por ello quiero decir que considere a ésta menor que la de Follet, nada más lejos, están a la misma altura, puesto que su autora es una gran investigadora histórica, y recrea a la perfección esa Alta Edad Media, pero se centra más en la trama de nuestros protagonistas, colocando la construcción de la catedral más como telón de fondo. Simplemente son estilos diferentes y muy diferenciables, ambos adictivos, al menos respecto a mi opinión personal.
Novela histórica de las que crean afición a este fascinante género, reforzada por unos personajes que enamoran y que echaremos tanto de menos una vez hayamos acabo el libro.