Los 25 mejores comienzos de la literatura universal

Un buen comienzo es fundamental para el éxito de una novela. Recordamos los 25 mejores


   Así empieza.  “La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque esta párrafo ya es, en sí mismo, un espléndido poema en prosa sobre el paso inexorable del tiempo que ni siquiera necesita el (por otro lado, magnífico) relato que viene a continuación para incrustarse en nuestra memoria.

1.- ‘El 1 Aleph’, de Jorge Luis Borges 

Así empieza. “La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita”

  Así empieza.  “Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque el autor quiere incitarnos a dejar de leerle, como si no fuésemos dignos de lo que viene a continuación, como si fuese a escandalizarnos, repugnarnos o desconcertarnos. Y todo ello es un poderoso estímulo para seguir leyendo.

2.- ‘Asfixia’, de Chuck Palaniuk 

Así empieza. “Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor”.

  Así empieza.  “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no me apetece contarles nada de eso”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque el autor no tiene tiempo que perder y quiere llegar cuanto antes a un acuerdo honesto con sus potenciales lectores: léeme o no me leas, pero permite que te cuente mi historia tal y como yo la siento. Déjame ir directo a la yugular, sin circunloquios ni estupideces.

3.- ‘El guardián entre el centeno’, de J.D Salinger 

Así empieza. “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no me apetece contarles nada de eso”.

  Así empieza.  “He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque aún no sabemos qué rayos es el realismo visceral (¿una vanguardia estética?), pero ya nos queda claro que formar parte de él es un sombrío honor que no puede eludirse, aunque se acepte sin ceremonia ni entusiasmo.

4.- ‘Los detectives salvajes’, de Roberto Bolaño 

Así empieza. “He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así”

  Así empieza.  “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, 'Si una noche de invierno un viajero'. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto”.    ¿¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque muy rara vez nos ha pedido alguien que le prestemos toda nuestra atención con tanta elegancia. Y porque la promesa de que nuestro mundo se esfumará “en lo indistinto” hace que pensemos que el viaje va a valer la pena.

5.- Si una noche de invierno un viajero’, de Ítalo Calvino 

Así empieza. “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, ‘Si una noche de invierno un viajero’. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto”.

  Así empieza.  “Era un extraño y bochornoso verano, el año en que electrocutaron a los Rosenberg, y yo no sabía qué estaba haciendo en Nueva York”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque en unas pocas palabras Sylvia Plath introduce unos anzuelos imposibles de no morder por el lector: extraño verano, alguien que ha sido electrocutado y el que está contando la historia que se pregunta qué hacía en una ciudad como Nueva York a la que todo el mundo sabe perfectamente a qué va.

6.- ‘La campana de cristal’, de Sylvia Plath 

Así empieza. “Era un extraño y bochornoso verano, el año en que electrocutaron a los Rosenberg, y yo no sabía qué estaba haciendo en Nueva York”.

  Así empieza.  “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque basta una línea para desatar un torrente de preguntas que esperan obtener respuesta: ¿quién eres tú?, ¿qué es Comala?, ¿por qué no conociste a tu padre?.

7.- ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo 

Así empieza. “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”

  Así empieza.  “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque nos sitúa en un tiempo y un lugar excepcionales, en los que todo parece estar por hacer y todo es posible, de manera que nos predispone a disfrutar una experiencia insólita.

8.- ‘Historia de dos ciudades’, de Charles Dickens 

Así empieza. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”.

  Así empieza.  “Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo."    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque quien interpela a ese anónimo ‘señor’ y, de paso, a nosotros, tal vez haya hecho cosas atroces, pero sabe cómo captar nuestra atención y merece ser escuchado.

9.- ‘La familia de Pascual Duarte’, de Camilo José Cela 

Así empieza. “Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo.”

  Así empieza.  "Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida".    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque quien nos invita a participar en una investigación criminal que se promete apasionante es la propia víctima, ya cadáver, y a cambio está a punto de compartir con nosotros los secretos del más allá.

10.- ‘Me llamo rojo’, de Orhan Pamuk 

Así empieza. “Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida”

  Así empieza.  “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque el universo de ficción de Ernesto Sábato irrumpe desde la primera línea para suplantar a nuestro universo. Ya no estamos en el mundo que conocemos, sino en uno distinto en el que todos parecen saber quién es Juan Pablo Castel y cómo y por qué mató a María Iribarne.

11.- ‘El túnel’, de Ernesto Sábato 

Así empieza. “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona”.

  Así empieza.  “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque abarca un océano de tiempo, toda la vida de un hombre, en apenas una frase que viene a ser como esa breve secuencia de ‘Ciudadano Kane’ en la que el personaje de Orson Welles se asoma a la muerte añorando el trineo que tuvo de niño.

12.- ‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez 

Así empieza. “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo”.

  Así empieza.  “Pero, me diréis, te hemos pedido que nos hables de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene que ver eso con una habitación propia? Intentaré explicarme".    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque incluso una disertación académica, un ensayo sobre literatura escrita por mujeres, puede arrancar con la precisión, la inteligencia y el misterio de las mejores novelas.

13.- ‘Una habitación propia’, de Virginia Woolf 

Así empieza. “Pero, me diréis, te hemos pedido que nos hables de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene que ver eso con una habitación propia? Intentaré explicarme”

  Así empieza.  “Yo, Tiberio Claudio Druso Nérón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como "Claudio el Idiota", o "Ese Claudio", o "Claudio el Tartamudo" o "Clau-Clau-Claudio", o, cuando mucho, como "El pobre tío Claudio", voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque el emperador romano al que todo el mundo menosprecia y que no comete el error de tomarse a sí mismo demasiado en serio ha conseguido ganarse nuestro interés y nuestra simpatía desde la primera frase.

14.- ‘Yo, Claudio’, de Robert Graves 

Así empieza. “Yo, Tiberio Claudio Druso Nérón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como “Claudio el Idiota”, o “Ese Claudio”, o “Claudio el Tartamudo” o “Clau-Clau-Claudio”, o, cuando mucho, como “El pobre tío Claudio”, voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida”

  Así empieza.  “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque viene a ser como el ejemplar microcuento de Augusto Monterroso (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”), pero con la promesa de saciar nuestra curiosidad y contarnos a continuación la historia completa.

15.- ‘La metamorfosis’, de Franz Kafka 

Así empieza. “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”

  Así empieza.  “Llamadme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque a Ismael le espera la Ballena Blanca, va a participar de una de las odiseas más apasionantes y atroces de la historia de la literatura. Y se adentra en ella con la frívola arrogancia de la juventud y con una mirada virgen.

16.- ‘Moby Dick’, de Herman Melville 

Así empieza. “Llamadme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo”..

  Así empieza.  “Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque nuestro mundo está tan loco como el de Scaramouch y queremos compartir con él el don de la risa, intuyendo desde ya que, por supuesto, se trata de un enorme patrimonio.

17.- ‘Scaramouche’, de Rafael Sabatini 

Así empieza. “Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio”

  Así empieza.  "Y al siguiente día no murió nadie".    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque el título y la primera línea reman con eficacia en la misma dirección, la de preocuparnos por la idea de que la muerte deje de cumplir con su deber y pase sin previo aviso a ser intermitente.

18.- ‘Las intermitencias de la muerte’, de José Saramago 

Así empieza. “Y al siguiente día no murió nadie”

  Así empieza.  “Niki, el nombre que al final le pusimos a mi hija menor, no es un diminutivo, sino un acuerdo al que llegué con su padre. Por paradójico que parezca, era él quien quería ponerle un nombre japonés, pero yo, tal vez por el deseo egoísta de no recordar el pasado, insistí en un nombre inglés. Al final, consintió en ponerle Niki, pensando que ese nombre tenía ciertas resonancias orientales”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque estas tres frases dedicadas a un detalle en apariencia trivial invitan a leer entre líneas y parecen arrojar muchísima luz sobre el pasado, la intimidad y los desencuentros de la pareja que forman esa mujer oriental y ese hombre británico.

19.- ‘Pálida luz en las colinas’, de Kazuo Ishiguro 

Así empieza. “Niki, el nombre que al final le pusimos a mi hija menor, no es un diminutivo, sino un acuerdo al que llegué con su padre. Por paradójico que parezca, era él quien quería ponerle un nombre japonés, pero yo, tal vez por el deseo egoísta de no recordar el pasado, insistí en un nombre inglés. Al final, consintió en ponerle Niki, pensando que ese nombre tenía ciertas resonancias orientales”

  Así empieza.  “Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque desde el principio nos imaginamos la Villa Borghese, con su higiene y su orden sofocantes, como una especie de sucursal del infierno. Y porque queremos asomarnos a ese baile de solitarios y difuntos que nos propone Henry Miller.

20.- ‘Trópico de Capricornio’, de Henry Miller 

Así empieza. “Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos”

  Así empieza.  “Lydia está muerta. Pero eso es algo que ellos aún no saben”.      ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque en solo 14 palabra caben “ellos”, cabemos nosotros (lectores y cómplices) cabe esa Lydia de la que nada sabemos aún y cabe también el terrible secreto del que se nos acaba de hacer partícipes.

21.- ‘Todo lo que no te conté’, de Celeste NG 

Así empieza. “Lydia está muerta. Pero eso es algo que ellos aún no saben”

  Así empieza.  "Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él".    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque es puro Auster. Están ahí, larvados y envasados al vacío, la imposibilidad de comunicarse, la soledad, el peso abrumador del azar y los problemas de identidad de sus personajes casi siempre a la deriva.

22.- ‘Ciudad de cristal’, de Paul Auster 

Así empieza. “Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él”

  Así empieza.  “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.”    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque hay humor, hay cinismo y hay melancolía en esta concisa declaración de supremo desdén por el mundo.

23.- ‘El extranjero’, de Alberto Camus 

Así empieza. “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.”

  Así empieza.  “Todo esto sucedió, más o menos”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque casi cualquier relato es, en el fondo, una pequeña o gran mentira, y nadie nos miente más que quien promete contarnos toda la verdad. Como diría José Mota, “si te digo la verdad, te miento”.

24.- ‘Matadero cinco’, de Kurt Vonnegut 

Así empieza. “Todo esto sucedió, más o menos”.

  Así empieza.  “Primero disparan a la chica blanca. Con las demás, pueden tomarse el tiempo que quieran. En el lugar donde están, no hace falta que se den prisa. Se encuentran a 27 kilómetros de una población que, a su vez, está a 145 kilómetros de la más cercana. En el convento habrá seguramente muchos escondrijos, pero hay tiempo y el día acaba de empezar”.    ¿Por qué engancha desde la primera frase?  Porque las dos primeras frases nos dejan ya en un horrorizado estado de alerta. Y el resto nos transmiten con precisión quirúrgica la indefensión de las víctimas, la gélida y cruel parsimonia de los verdugos, la soledad del páramo dejado de la mano de dios en que perpetran sus crímenes.

25.- ‘Paraíso’, de Toni Morrison 

Así empieza. “Primero disparan a la chica blanca. Con las demás, pueden tomarse el tiempo que quieran. En el lugar donde están, no hace falta que se den prisa. Se encuentran a 27 kilómetros de una población que, a su vez, está a 145 kilómetros de la más cercana. En el convento habrá seguramente muchos escondrijos, pero hay tiempo y el día acaba de empezar”