Tren bala, de Kotaro Isaka

Puede parecer que Kotaro Isaka sea un recién llegado a esto de las letras y haya tenido suerte, ya que su novela “Tren Bala” ha estrenado recientemente en cines su adaptación con gran repercusión debido a la aparición de Brad Pitt y Sandra Bullock en su reparto. Pero nada más lejos. Kotaro, este licenciado en derecho que se ganaba la vida como ingeniero de sistemas, se dedica en exclusiva a la escritura desde hace más de veinte años con gran éxito. Su obra ha sido galardonada con los premios más importantes de la literatura dentro del país del sol naciente. Con más de veinte novelas y un sinfín de cuentos, no es la primera vez que sus historias cobran vida en la gran pantalla, muchas de ellas ya han sido llevadas al cine con anterioridad. Un claro ejemplo de lo grande que es el mundo aún actualmente, y una pena que los estadounidenses sigan siendo el catalizador a la hora de descubrirnos autores de esta talla.

Kotaro Isaka se mueve entre la novela negra, el misterio y el thriller, demostrando en esta historia un gran dominio a la hora de manejar estos géneros. Su trama no decae en ningún momento, manteniéndonos en vilo durante las quinientas veintidós páginas que se nos harán muy cortas debido a la sucesión de sus breves capítulos. Rebosante de escenas de acción resulta gratificante lo emocionantes que resultan a la vez que creíbles, a pesar de que la acción transcurre a bordo del tren que le da nombre al título. En la pantalla resulta más fácil de seguir y emocionarse ante las escenas de acción, por aquello de «una imagen vale más que mil palabras», pero Isaka nos sacará de ese prejuicio, porque demuestra gran maestría a la hora de exponernos dichas escenas, y es que a través de ellas nos damos cuenta de lo curtido que está el autor en esto de contar historias. Más difícil cuando toda la trama sucede en un escenario tan reducido y limitado como un tren, donde ni hay espacio para desarrollar estas escenas, ni la consabida intimidad para no despertar sospechas ante el resto de pasajeros. Un escenario difícil para narrar estos acontecimientos. Un aspecto más de los que nuestro autor acaba saliendo con nota. Otro asunto que el autor ha resuelto de forma muy original es titular cada capítulo con el nombre del personaje que protagoniza la acción que transcurre, pudiendo comparar los dos puntos de vista del mismo hecho desde la postura de cada uno de los participantes. Encabezando, junto al nombre, el dibujo del tren y señalando en éste el o los vagones donde ocurre la acción.

A través de un viaje vemos como cinco sicarios coinciden en un tren que parte de Tokio con destino a Morioka, el cual efectuará algunas parada intermedias. Un viaje de no más de siete horas en la que estos personajes tendrán que interactuar muy a su pesar, ya que sus distintas misiones, en un principio sin tener nada que ver entre ellas, se relacionan más de lo que todos los implicados quisieran.

A pesar de tratarse de un reparto coral, podríamos decir que Nanao, un asesino acuciante de mala suerte, es el que más peso soporta en la trama. Es con el que más empatizaremos debido a la humanidad que le atribuye el autor por esa filosofía suya de que si algo puede salir mal, saldrá mal. Cuya misión es robar una maleta y bajarse en la siguiente estación. Demostrándonos que su infortunio complicará cada vez más tan fácil, en apariencia, tarea. Pero en realidad todos los personajes nos resultarán simpáticos a pesar del oficio con el que se ganan la vida. Y es que todos ellos, muy diferentes entre sí, son carismáticos o entrañables. Claro ejemplo es Limón, fan exacerbado de la serie infantil «Thomas y sus amigos» y cuyas inverosímiles conversaciones giran alrededor de esta serie. Bueno, he de admitir que no todos nos caen bien, un joven adolescente de catorce años, apodado “el Príncipe” es el paradigma del psicópata dotado de una inteligencia tan extraordinaria como su crueldad; éste nos caerá muy mal.

Toda la historia está aderezada de un ácido sentido del humor y con unos diálogos extraordinarios, con unos giros sorprendentes que no nos darán tregua y no podremos parar de leer. En la contraportada leemos que esta historia podría ser un cruce delicioso entre Tarantino y los hermanos Coen. Estoy de acuerdo en parte. A mí me ha parecido más una historia escrita por Tarantino y dirigida por Guy Ritchie, debido a que encontramos a sus personajes recubiertos de una pátina de cinismo y gamberrismo dignos de los que aparecen en las películas de este último.

Aun no he visto su adaptación cinematográfica, en parte porque cuando nos gusta tanto un libro lo hacemos un poquito nuestro, y me da miedo ver qué han hecho con él; que se aleje de la idea preconcebida que me he hecho. Ya he visto por redes sociales su reparto, y ya ahí encontramos el primer problema. No porque se trate de un casting equivocado, a pesar de que la mayoría de los actores sean occidentales, o hayan cambiado el sexo de los personajes, sino del cambio de rol o punto de vista que les hayan dado a cada uno de ellos, causando que en la adaptación queden en el tintero los aspectos sutiles que le dan personalidad en la novela o cambie su hilo argumental. Obviamente acabaré sucumbiendo, o después no podré criticar la película sin argumentos.

Uno de los libros más emocionantes, entretenidos y divertidos de los que he leído y que espero sirva de carta de presentación para que se publique el resto de la bibliografía de este gran autor en nuestro país, porque me muero de ganas de descubrir el resto de su obra.