Ana Lorenzo Hernández es directora y animadora, ganadora de varios premios y nominada al Goya. Miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Doctora en Bellas Artes, directora de la revista Con A de animación… y mil cosas más. Y es que viendo su curriculum, no se me ocurre nadie mejor para escribir un libro donde se repasa la historia de la animación, desde la prehistoria —casi literalmente, ya que su origen podría datarse desde que el hombre primitivo proyectaba sombras frente al fuego para contar historias— , lo conocido como sombras chinescas, hasta la realización de estás imágenes animadas infográficamente. En esta maravilla en forma de libro, María Lorenzo nos narra la vida y obra de los principales pioneros dentro de un arte más adulto de lo que cree la mayoría, ya que en un principio no fue pensada para niños. Más bien fueron artistas avanzados a su época que descubrieron en el invento denominado cine, una nueva plataforma, una herramienta que usaron como medio para expresarse. Llegando a descubrir métodos tan revolucionarios, que muchos se siguen usando hoy día, sin apenas haber sufrido modificación en más de cien años.
Cuando hablamos de cine de animación no solo nos referimos a los dibujos animados. Como María Lorenzo nos explica de forma clara y amena en “La imagen animada”, dentro de este medio encontramos desde el propio dibujo que para nuestro ojo tiene autonomía propia, los recortables, marionetas, stop-motion, o hasta el trucaje de la imagen real, que como casi todos los inventos a lo largo de la historia humana, surgió por casualidad, o así nos lo hizo llegar George Méliès, al que podríamos considerar padre del cine como lo conocemos hoy día, que mientras registraba escenas cotidianas, un pequeño accidente provocó que la máquina se parara temporalmente, poniéndose en marcha de nuevo, dando como resultado que un ómnibus se “transformó” en un coche fúnebre.
María realiza un exhaustivo repaso por la evolución de este género a través de la trayectoria de los genios que han sido más señeros dentro de este mundo, empezando por el ya nombrado Méliès, pero dando un merecido reconocimiento a Segundo Chomón, un turolense nacido en 1871, que como nos cuenta la autora: […]maestro de los efectos visuales y un descubridor de las posibilidades de la animación. Aunque se le ha comparado frecuentemente con Méliès, Segundo Chomón fue el primero en muchas cosas; a él se deben las animaciones stop-motion más antiguas donde se emplearon pastas maleables, como también inventó una curiosa combinación de animación de objetos con la actuación de seres humanos fotograma a fotograma: la pixiliación. A través de las trayectorias de estos pioneros, vemos converger los caminos de estas mentes inquietas, de cómo se van nutriendo y mejorando los inventos de unos para seguir avanzando, ramificándose en infinidad de caminos dentro de lo que denominamos animación. María Lorenzo nos hace de guía a través de esas sendas en los diferentes capítulos de este libro. Así recorremos diferentes corrientes artísticas, desde el surrealismo. Donde vemos lo que significa esta herramientas para artistas del cine experimental como Norman McClaren que indicaba que la animación no es el arte de los dibujos que se mueven, sino de los movimientos que son dibujados. Lo que ocurre entre los fotogramas es más importante que lo que hay en cada fotograma; la animación de países de la esfera socialista, porque como en toda expresión artística, vemos también reflejada en la animación la realidad política que la contextualiza, influida tanto por la obra como por los artistas, por las guerras mundiales, por el comunismo o en occidente por el anticomunismo. Utilizando este arte como educador, inculcando valores de patriotismo. Aun con este trasfondo, encontramos obras sublimes como “Cuento de cuentos” de Skazka Skazok, 1979, considerada la mejor película de animación de todos los tiempos.
También hace un repaso por caminos más lúdicos, y nos introduce en los grandes estudios. En la época dorada del cartoon en Hollywood, donde surgieron genios tan antagonistas como pueden ser Walt Disney o Tex Avery, y de donde nacieron los personajes más famosos. Con curiosidades como de quien es el verdadero padre de Mickey Mouse, papel atribuido a Walt Disney, cuando este no es más que un padre adoptivo, ya que su creador fue Ub Iwerks.
Llevándonos hasta la edad moderna de la animación, la que se realiza por ordenador. Que nació antes de lo que pensamos, esta técnica ya se usó para crear los títulos de crédito de “Vertigo” de Alfred Hichcock en 1958. Pero que “Toy Story”, dirigida por John Lasseter en 1995, marcó un antes y un después de este arte. Un libro precioso, repleto de datos interesantes, curiosidades, y unas fotografías maravillosas que complementan el texto tan divulgativo como entretenido de María Lorenzo Hernández. Y que como ella misma dice: “Los historiadores de cine tienen mucho que replantearse y reescribir para que la animación deje de ser un apéndice en los libros y se considere plenamente como lo que es: cine.”