El retrato del señor W. H. de OSCAR WILDE

«La vida no puede escribirse; solo puede vivirse.» (Oscar Wilde)

Cyril Graham, un joven erudito y actor aficionado, está convencido de que detrás de las iniciales «W. H.» que figuran en la dedicatoria de los Sonetos de Shakespeare no se esconde, como la crítica daba por supuesto, William Herbert, conde de Pembroke, sino un joven actor de la compañía del poeta, y de quién este al parecer se había enamorado, llamado Willie Hugues. Como prueba de su teoría, aporta un misterioso retrato del joven Hugues con la mano posada sobre una edición de los Sonetos; pero pronto se descubre que el cuadro es una falsificación, lo cual le empuja al suicidio. En librerías el 02/03/2022
LEER MUESTRA
Oscar Wilde nació en Dublín en 1854. Desde la publicación de El príncipe feliz y otros cuentos (1888), El retrato de Dorian Gray (1890 y, en una nueva versión, 1891) y El crimen de lord Arthur Saville y otros cuentos (1891) la fama lo acompañó. Un escandaloso juicio derivado de sus relaciones homosexuales con el joven lord Alfred Douglas destruiría su reputación y lo llevaría en 1895 a prisión, donde escribiría dos de sus obras más conocidas: Balada de la cárcel de Reading (1898) y De Profundis, publicada póstumamente. Maestro en la crítica y el ensayo como en la narrativa breve, El retrato del señor W. H. (1895) condensa a la perfección su talento en ambos géneros. Murió, tras unos años de existencia errática por Europa, en un hotel de París en 1900