Paco López es un escritor nobel en esto de publicar, porque me da a mí que en lo de escribir tiene mucha experiencia. Seguro que es de esos con incontinencia digital, escritor compulsivo que tiene sus cajones llenos de relatos. Afortunadamente, la joven editorial Hilatura ha sido consciente de la calidad que hay en esos relatos, y ha publicado “Las cosas que comprendemos”, un recopilatorio con algunos —que saben a poco— textos de este autor con nombre y apellido común pero de estilo único.
«Las cosas que comprendemos no deberían darnos miedo», así sentencia el protagonista de uno de los relatos que aparecen en este libro. Y es que esa única frase encierra todo el universo que recogen sus páginas. Las cosas que comprendemos, o que creemos comprender, deberían plagarnos de certezas, porque esas cosas son las que nos rodean a diario, sensaciones, sentimientos, lugares, personas… Pero son estos asuntos precisamente los que nos hacen plantearnos a menudo nuestra propia realidad e identidad; la esencia de lo que somos para nosotros mismos y para los que nos rodean. Estos veintiún relatos, en apariencia mundanos, son los que nos demuestran lo anterior, despertando nuestra empatía, o nuestra antipatía, hacia los que los protagonizan y habitan.
Cuentos en los que se nos muestra como hacemos oídos sordos cuando nuestro status quo se desmorona a nuestro alrededor sin que queramos verlo, pero que de repente, el hecho más nimio, como una simple frase, puede ser el detonante que lo derrumba todo como si de un castillo de naipes se tratará; de personalidades desdobladas que dejan fluir nuestros más bajos instintos; en como de simples y tranquilas reflexiones sobre la vejez, el relato nostálgico de repente realiza un giro, transformándose en un homenaje a la novela negra, al relato negro, tratando de alcanzar, metafóricamente, la eterna juventud; en como puede pesar en otros nuestras propias decisiones, individuos que no tenemos en cuenta y que terminan siendo el catalizador de nuestro sino, simplemente porque decidimos quitarnos la máscara y ser como realmente somos. Todo esto y mucho más encierran estos relatos que nos leeremos de una sentada. Relatos algunos muy viscerales, otros más mundanos, pero de los que todos sacamos una doble lectura que nos hará reflexionar. Porque este libro se lee muy rápido, nos solo por sus ciento cuarenta y seis páginas, sino por sus adictivos relatos, que nos saben a poco. Algunos de ellos nos dejan con la miel en los labios, lamentamos su brevedad, porque a pesar de su corta duración, Paco logra engancharnos, nos enamoramos de sus personajes y deseamos saber más sobre ellos, cómo continuarán sus caminos, algunos dejándonos en vilo, deseando que muchos de ellos sean el inicio de un relato más largo, quizás una novela que abarque toda esa historia. Porque Paco cautiva no solo con lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Con una prosa poética muy visual, un estilo casi cinematográfico, que nos sumerge en la historia casi sin proponérnoslo.
Paco López ha sido para mí todo un descubrimiento. He leído muchos libros compuestos de diferentes relatos, pero aquí me he encontrado con la compilación más ecléctica hasta ahora. No siendo esto solo lo que me ha llamado la atención, lo que realmente me ha mantenido pegado a sus páginas hasta su final ha sido esa forma que tiene el autor de transmitir estos escritos. Paco no te cuenta un cuento, Paco se abre en canal, se arranca una historia de las entrañas y te la arroja al alma. Te hace plantearte tu día a día, eso que damos por sentado y en lo que no hemos reparado realmente por estar cubierto de esa pátina de cotidianidad, esas cosas que en apariencia comprendemos y que no deberían darnos miedo.