El Cuáquero de Liam McIlvanney

Glasgow, 1969. En el invierno más duro que se recuerda, el frío y el miedo han tomado la ciudad, y en las calles solamente se susurra un nombre: el Cuáquero.

Un asesino que ya se ha cobrado tres víctimas. Han pasado seis meses desde la última muerte, pero nadie se siente a salvo de la alargada sombra del Cuáquero, y, sin pistas nuevas ni ningún tipo de esperanza, la policía no hace más que ir tras un fantasma.

McCormack, joven y prometedor inspector de las Tierras Altas, ha sido trasladado a Glasgow con la orden de desmantelar una investigación que no lleva a ninguna parte.Nunca sospechó que su llegada vendría acompañada de la cuarta víctima del Cuáquero. McCormack deberá llegar al corazón más oscuro de Glasgow, siguiendo un rastro de pistas y secretos que están destinados a cambiar el devenir de la ciudad y el suyo propio para siempre.

«Magnífico. McIlvanney no solo actualiza la formula clásica del hard-boiled, sino que hace evidente su oscura belleza.» The Washington Post

«La última incorporación a los clásicos del género negro.» The Independent

El Cuáquero ha ganado el premio Bloody Scotland McIlvanney (2018) y ha quedado finalista del premio Theakson Crime Novel of the Year (2019) y del Ngaio Marsh (2019).

El libro se inspira en el caso sin resolver de Bible John, un asesino en serie que aterrorizó Glasgow en 1969.

«Los acontecimientos de la vida real muchas veces proporcionan la inspiración inmediata para mis novelas, pero rápidamente se transforman por la dinámica de la historia. A mi manera de ver, mi deber principal como autor de crímenes es explicar una historia apasionante y que resuene, no mantenerme fiel a los “hechos” teóricos de cualquier caso que pueda haber inspirado la novela. Cualquiera que esté familiarizado con los asesinatos de Bible John a finales de los sesenta en Glasgow reconocerá El Cuáquero como una versión de estos acontecimientos, pero es enfáticamente una versión ficticia con nombres y muchos de los detalles cambiados.» Liam McIlvanney

«Ese invierno carteles con un elegante joven rubio sonreían desde paradas de autobuses y puertas de quioscos en toda la ciudad. […] Jacquilyn Keevins, la primera víctima, fue asesinada el 13 de mayo de 1968. Estrangulada con sus propios pantis. Abandonada en un callejón de Battlefield. El Carnicero del Salón de Baile, el Donjuán de la Sala de Baile Aficionado a Matar. El Cuáquero era un tema de conversación cuando uno se cansaba de hablar de fútbol o del tiempo. Ese año, 1968, el peor invierno que se recordaba empezó justo después de Halloween.

El 2 de noviembre Ann Ogilvie salió para ir al salón de baile Barrowland y no volvió a casa. La encontraron dos días después en una casa declarada en ruina en Bridgeton.

Otra gran tormenta azotó la ciudad el 25 de enero, la Noche de Burns, la celebración en honor del célebre poeta Robert Burns. A la mañana siguiente se encontró a la víctima número tres, golpeada y tirada en un patio trasero de Scotstoun, como algo que el viento hubiese revuelto. La sonrisa involuntaria de Marion Mercer se sumó a las de Jacquilyn. Keevins y Ann Ogilvie en las portadas del Record, el Tribune y el Daily Express.»

Y desde entonces, nada. Han pasado meses y la policía de Glasgow no consigue ni una pista. El asesino ha dejado de matar y la policía se enfrenta a un muro.

El inspector McCormack sabe qué es no pertenecer a ninguna parte, católico entre protestantes, de raíces obreras, vivió con sus padres en Ballachulish y huyó de las Highlans, lo que le conduce a la policía de Glasgow. McCormack hace su trabajo, intentando adivinar qué ocurre, hasta que aparece una cuarta víctima y la posibilidad de empezar de nuevo. Pero pronto se dará cuenta de que algo no cuadra y se sumerge completamente en una investigación que se enreda y que, a medida que avanza, pone cada vez más nerviosos a los jefes:

«—No lo entiendo, antes usted era de los fáciles —dijo Flett—. Se dedicaba a su trabajo. Sin dramas. Sin histeria. ¿Se acuerda? Aquellos días gloriosos de hace, ¿qué, un mes? ¿Puedo saber qué cojones le ha pasado?

—El Cuáquero —dijo McCormack—. El Cuáquero es lo que ha pasado.»

McIlvaney nos traslada al Glasgow del 60, una ciudad llena de pisos en ruinas, ambientes sórdidos y personajes grises que malviven en barrios marginales. Un laberinto donde el diablo juega a esconderse. Se adentra en el día a día del trabajo policial de la época y nos transmite la impotencia de los agentes para detener un asesino en serie con las herramientas de siempre. 

«Cada aspecto de El Cuáquero es soberbio: la desolada atmósfera de Glasgow en los años 60; la dolorosa soledad de McCormack; el asedio de sus colegas; y una trama con más líneas que la frente arrugada de nuestro preocupado héroe.» 

Maureen Corrigan. The Washington Post

liammcIlvanney

Liam McIlvanney, hijo del mítico William McIlvanney, padre del tartan noir y creador del detective Laidlaw, es profesor de Estudios Escoceses en la Universidad de Otago, Nueva Zelanda. Es autor de Burns the Radical (premio Saltire, 2002), Where the Dead Men Go(premio Ngaio Marsh a la mejor novela negra) y El Cuáquero (premio Bloody Scotland McIlvanney, 2018; finalista del Theakston Crime Novel of the Year, 2019 y finalista del premio Ngaio Marsh, 2019). Escribe en la London Review of Books.