A más de un lector le sonará el nombre Paola Boutellier. Seguramente no por escritora, sino por su más que famoso blog “Bicheando libros”, donde la siguen más de doscientas mil almas. Yo he sabido de la faceta de esta chica en las redes cuando contesté a una amiga que me preguntó qué estaba leyendo en este momento, y ella me ilustró sobre la actividad social de la autora, ya que he de confesar que no conocía a esta joven malagueña. Y es que mi relación con Youtube se limita a las broncas que les pego a mis hijos por sobrepasar el tiempo de visionado de extraños que juegan al Fornite. Pero aunque no sea muy asiduo al mundo virtual, sé que tener tantos seguidores es una proeza hoy día, más cuando la temática de su blog es la literatura. Hay que reconocer que tratar este tema en las redes y tener éxito en ello es algo muy loable, más en los tiempos que corren, donde alardear de la ignorancia y la incultura está de moda.
Pues me animé a leer “A ojos de nadie” al picar mi curiosidad su breve sinopsis: “Sobre la ciudad de Torquay se cierne una amenaza que acecha a todos sus habitantes. La única hija de la familia más adinerada de la zona desaparece sin que nadie dé la voz de alarma hasta que un macabro mensaje aparece pintado con sangre en las paredes del orfanato local.”
Con solo estas pistas ya había llamado mi atención. Y es que no me pasó desapercibido que la pequeña ciudad inglesa de Torquay fue el lugar donde nació Agatha Christie. Ya solo esto me daba una pista de lo que me podría encontrar en una novela negra de alguien que admiraba tanto a la reina del misterio y el suspense. Había dos posibilidades, que su autora hubiese escrito una novela llena de tópicos intentando emular a la gran escritora inglesa, o se tomara el reto con humildad y resultase una obra entretenida, fresca y sorprendente. Afortunadamente Paola ha hecho bien los deberes y el resultado se amolda a lo segundo. Ha conseguido una novela fresca, emocionante, con giros sorprendentes y tan bien escrita que logra engancharte desde la primera página. Lo que más me gusta es que ha sido muy humilde y cercana a la hora de hacernos llegar esta emocionante novela. Literatura amable que no incide en el detalle escabroso y hace agradable su lectura. Jugando con presente y pasado, utilizando muy bien el recurso, ya que no ralentiza la trama en ningún momento, al contrario, sigue avanzando nos sitúe indistintamente en el ahora o en tiempo pretérito.
Paola ha creado una trama muy bien tejida, donde no sobra ni falta ninguna pieza a la hora de armar este, en principio, complicado puzzle. Nos la trasmite a través de unos personajes que son una delicia. Unos protagonistas cargados con sus miserias y culpas que han forjado tanto sus personalidades como sus destinos, como a cualquiera de nosotros, porque eso precisamente es lo que nos hace humanos. Acompañamos a la joven periodista Mera, al inspector Harry Moore y a los demonios de ambos a descubrir que nadie se libra de tener esqueletos en el armario, por mucho que crean conocer a los que los rodean. Personajes entrañables de los cuales querremos seguir sabiendo cuando terminemos de leer, tan rápido, esta novela. Vaticinando, o anhelando, poder seguir acompañándolos en futuros casos y ver en primera persona la evolución de ellos y de quienes los secundan.
Esta joven escritora nos demuestra que ya no tenemos que acudir a autores nórdicos para disfrutar de un buen thriller. A los lectores de Camilla Läckberg me atrevo a decirles que tienen dentro de nuestras fronteras a una digna sucesora, y me aventuraría a decir que en futuras novelas irá superándola. Porque espero que haya próximas entregas y se conviertan en saga los casos en Torquay, para así poder seguir disfrutando de la compañía de Mera y Harry.