Laberinto de muerte, de Philip K. Dick

Minotauro sigue deleitándonos con esta maravillosa “Biblioteca de autor”. A pesar que repasa las obras de varios clásicos de la fantasía y la ciencia ficción, yo me he decantado mayormente por Philip K. Dick, autor al que venero y del que esta editorial me ha brindado la suerte de ir descubriendo obras de él.

“Laberinto de muerte” puede que sea uno de los títulos menos conocidos del famoso escritor. En ella nos narra como un grupo de colonos llega a un planeta denominado Delmark-O, donde deben realizar una misión que desconocen. Solo tienen la certeza de que es imposible salir de dicho planeta. Pronto descubrirán que el lugar donde se encuentran es mucho más peligroso que en un principio creyeron y que una fuerza misteriosa se oculta en él, mientras van muriendo uno a uno.

Así de entrada es imposible no traer a la memoria obras tan emblemáticas como “Diez negritos”, de Agatha Christie. Y es verdad que la estructura empleada por Dick parte de la premisa policíaca, con elementos de víctimas que no sabemos quién o qué está acabando con ellos uno a uno, provocando que sospechen todos de todos. Pero no olvidemos que estamos hablando de uno de los grandes de la ciencia ficción, y claro, la historia queda aderezada por todos los elementos que lo hicieron famoso. No pueden faltar los fármacos psicotrópicos que llevan a nuestros personajes al exceso, ni seres extraterrestres más cercanos a reinos mágicos que a posibles mundos por descubrir. Pero sobretodo no podía dejar pasar la oportunidad de crear una historia basada en la teología, haciendo tangible el mundo espiritual, tratado aquí de forma más palpable. Un mundo donde existe la certeza de la existencia de un ser superior que vela por nosotros, eso sí, hay que hacerle llegar nuestras plegarias de forma segura y concisa.

Estamos hablando de una novela escrita en 1970, donde el autor ya empezaba a aportar cierta religiosidad a su obra ligada a cuestiones filosóficas. Aspectos que quedan más patentes en trabajos posteriores, pero en “Laberinto de muerte” encontramos ya el germen que marcaría la recta final de su vida y su legado.

Personajes muy bien creados, cargados de complejidad, como nos tiene acostumbrado este autor, pero aquí los ha tratado con mayor mimo, ya que la diferencia de personalidades debe quedar bastante patente, y es que es en esos defectos y virtudes de cada uno de ellos donde se apoya la mayor parte de la trama. Es cierto que para iniciarse en la obra de Philip K. Dick, “Laberinto de muerte” puede ser un buen comienzo, siendo esta novela más sencilla de entender en comparación con la mayoría de sus trabajos. Al carecer de dobles lecturas y una trama más lineal, hace que sea fácil su lectura, quizás por esa pátina de novela negra, y que cuya crítica al sistema y anulación del individuo resulta más sutil. Pero que para nada se aleja de la marca de su autor. Quiero destacar que en este libro encontramos uno de los mejores finales que se le puede dar a una historia de esta índole, o al menos desde mi punto de vista.

Novela que supera por poco las doscientas páginas y que resulta rápida de leer por la agilidad de la historia. Y con un índice cuando menos peculiar. Aún no le he encontrado sentido al título de cada capítulo, pero siendo obra de quien es me quedo con la duda de si se trata de una broma a sus lectores, o conlleva un mensaje oculto. Si alguien puede explicármelo, se lo agradeceré. Lo que sí es seguro que, seas conocedor de la obra de Dick o lo descubres a través de esta novela, la disfrutarás.