Historia de Shuggie Bain de Douglas Stuart

Shuggie intenta que su madre no beba. La mayoría de los días no lo consigue. A veces vuelve del colegio y, por las luces que ve encendidas o la música que oye, puede adivinar de qué humor estará Agnes y si habrá alguna natilla en la nevera o si quedará algo de pan con mantequilla. Agnes es la madre de Shuggie. Se pinta los labios de rojo, se pone un jersey ajustado, una falda lápiz y se pasea con su abrigo de piel por un barrio de mineros sin trabajo. Es el Glasgow de los 80 bajo la política de Thatcher. Las madres del barrio recogen la asignación cuando toca y sus hijos están sucios, desatendidos y a menudo no tienen dientes. La primera vez que estos niños llaman «maricón» a Shuggie, él no sabe muy bien lo que significa —aunque con el tiempo lo sabrá—. Él sólo sabe que le gusta peinarle el pelo a los ponies de colores y que disfruta haciendo gala de sus modales. Shuggie también tiene un padre que aparece de vez en cuando y que, casi siempre que lo hace, desarregla aún más la situación. Hijos de otro padre son sus dos hermanos que saben que no podrán salvar a su madre. Tienen suficiente con salvarse a sí mismos. En este cóctel hay escenas duras y descorazonadoras. Sin embargo, de alguna manera, el hilo conductor de la novela es la inocencia de Shuggie y la benevolencia de un escritor que sabe que todos hacemos lo que podemos con las cartas que nos ha tocado jugar y con las piedras que nos ha tocado sortear. Leeréis este libro poniendo un paso detrás de otro y, cuando termine, echaréis de menos a Shuggie y desearéis que haya conseguido seguir adelante. 

El autor es Douglas Stuart. También creció con una madre con alcoholismo y sufriendo bullying por su orientación sexual. Esta es su primera novela. «I think I’ve been clear that my mother is in every page of this book and without her, I wouldn’t be here and my work wouldn’t be here.»

Las librerías independientes de Madrid lo han seleccionado como uno de los mejores libros del otoño. 

Una crítica de Karl Ove Knausgård en The Guardian: «el mejor debut que he leído en muchos años». 

Un premio: el Booker en 2020.