Jesse Fink es un periodista deportivo nacido en Londres y criado en Australia. Con una gran trayectoria dentro de los medios relacionados con el deporte se ha labrado una gran reputación, donde ha ganado varios galardones gracias a sus artículos. Su primer libro, “15 días en junio”, también giraba en torno al deporte, en el fútbol concretamente.
A pesar de ser un reputado periodista deportivo, también es un gran seguidor del mítico grupo de rock AC/DC. Resulta obvio por el libro que nos ocupa hoy. “Los Young…” es solo el primero que ha escrito del famoso grupo, posteriormente ha publicado “Bon, the last Highway” sobre el trágicamente desaparecido Bon Scott, el cantante más icónico que tuvo la banda. Y que he de decir que después de lo que he disfrutado con este, estoy deseando que ese segundo se edite pronto en español.
A Jesse Fink se le nota lo que han significado las canciones del AC/DC para él. Le ha salido un libro escrito desde el alma, como lo demuestra en un alegato apasionado en forma de prólogo que abre esta obra. En él confiesa como en una etapa de su vida sentimental tocaba fondo, y un sábado por la noche, con un whisky en la mano, se preguntaba cómo había acabado solo en un cochambroso y minúsculo piso. En su ipod sonó Gimme a bullet y como esa canción le sirvió de revulsivo para afrontar su nueva situación.
Libros sobre AC/DC debe haber cientos. Pero con esta anécdota ya os podéis hacer una idea de que no estamos ante un libro más que va sobre un grupo de rock. No, este no es uno más. Obviamente los tres hermanos Young y AC/DC son uno, y es inevitable hablar de unos sin el otro. En esta obra se repasa exclusivamente la carrera artística y todo su contexto. La historia de estos hermanos tan reservados y herméticos que consideran al grupo como una extensión de ellos mismos. Donde ese hermetismo y celo lo llevan al paroxismo tanto en sus vidas como a la hora de llevar todo lo relacionado con la banda.
Lo que marca la diferencia de este libro de otros que se han editado sobre el tema es que el propio autor recurre a muchas de esas obras señalando errores que aparecen en ellas y desmiente historias y mitos que se dan por cierto en esas otras biografías. No lo hace según su criterio o investigaciones propias, lo hace a través de las palabras de los protagonistas de dichas historias. A veces comentadas por los mismísimos autores de esos otros libros. Fijaos la credibilidad de Jesse al poder contar con el testimonio de los propios autores de otras obras sobre la banda, y sacando a relucir esos fallos o malos entendidos.
Dividido en once capítulos, cada uno con el título de los once temas más significativos del grupo, donde hace un repaso de cómo se gestó y cuales fueron los entresijos que rodeaban la creación de cada una de esas canciones, repasando a grandes rasgos el contexto que dieron como resultado la gestación de estos trabajos. Estos éxitos nos sirven de excusa para ir descubriendo poco a poco a los Young; de la forma en qué trabajaban, y donde lo único que importaba eran las siglas de la banda. Cualquier seguidor del grupo conoce el desfile de bajistas y baterías que han pasado por ella. Pero no solo de músicos fue el desfile, representantes y productores también pasaron por sus filas, muchas veces despedidos sin saber por qué, aún hoy día. Y es que el hermetismo de estos hermanos era tan patente en ellos como el hierático rostro del fallecido Malcoml Young.
Fink ha realizado una titánica labor de investigación para este libro. A pesar de no haber podido acceder a los hermanos que alude el título, a entrevistado a diversos personajes que han vivido la historia del grupo en primera persona, como son productores, bajistas, baterías, ingenieros de sonido… incluso a periodistas musicales que en un principio ponían a parir al grupo, y que fueron muchas veces la causa del lento despegue de la banda, sobretodo en Estados Unidos. Hoy día algunos se retractan, y otros no han cambiado de opinión. Ha entrevistado para este libro hasta Gerard Huerta, diseñador gráfico responsable del famoso logo que realizó solo para la portada de la edición estadounidense de Let There Be Rock, y que cobró únicamente por esa primera aparición, ya que nunca vio ni un céntimo cuando su trabajo se convirtió en una de las imágenes más emblemáticas de la cultura pop de las últimas décadas.
En las páginas centrales del libro podemos encontrar varias fotografías, alguna inédita, de los Young y de las personas que hicieron posible el éxito de la banda. Otro factor que le da credibilidad al autor es su objetividad a la hora de evaluar tanto los trabajos del grupo como de la actitud de los protagonistas.
Libro imprescindible no solo para los mitómanos, sino para todos aquellos que se consideren seguidores de este emblemático grupo, que a pesar de ser hoy día más una marca que una banda de rock, es innegable que forman ya parte de la historia no solo de la música, sino de la cultura popular, cuyos temas conocen y corean millones de personas sin hacer falta que sepan que esos himnos que tararean son de los ya legendarios AC/DC.