Hay escenarios que con solo imaginarlos consiguen estremecernos. El que cuenta Jaime J. Palacio en su novela Guardianes de la fe verdadera, personalmente, me produce auténtico terror. El autor nos propone un ejercicio de imaginación de lo más inquietante en esta distopía ambientada en el año 2080. La Unión Europea quedó disuelta a causa de una crisis económica provocada por una gran guerra. Una ola de integrismo religioso se ha extendido por el viejo continente. Para frenar estos ataques, cada país ha tomado sus propias decisiones. ¿Y qué ocurre en España? Pues en España sucede, nada más y nada menos, que se restaura la Santa Inquisición. Me diréis ahora que este escenario no os provoca pavor, ¿eh?
Es en esta escena donde Jaime J. Palacio desarrolla su novela. Mientras cientos de agentes del Ministerio de la Santa Inquisición se dedican a mantener el orden y detener a herejes, infieles y rebeldes siguiendo el Código de Conducta decente, los ateos y agnósticos son considerados ciudadanos de segunda. No cuentan con los pocos privilegios de los que gozan los auténticos cristianos, quienes están obligados a ir a misa cada domingo y a pagar un diezmo.
Jesús Navarro Vallejo es un funcionario inquisidor que lleva muchos años ejerciendo como tal y que se siente cómodo realizando su trabajo. Junto con su compañero Pedro Silva, y bajo las órdenes de su jefe Adán Álvarez, mantienen la ciudad libre de herejes e infieles. Pero todo cambia cuando un día Jesús comienza a cuestionarse la función y valía de la Santa Inquisición, por no hablar de la corrupción que rodea tanto al Ministerio como al Gobierno. María Márquez, una joven rebelde de 38 años, tendrá mucho que ver en este cambio de planteamiento de Jesús. Y es que cuando la joven atea es detenida y sentenciada a morir mediante incineración perpetua, Jesús encuentra en la mirada de esta joven la respuesta a su inquietud: debe acabar con la Santa Inquisición.
Obviamente, no será una tarea sencilla. El sistema está demasiado corrompido y hay muchos obstáculos a los que hacer frente como, por ejemplo, el grupo de las Marianas, cuya líder es Eva Álvarez quien, a través de su hermano Adán Álvarez, trata de hacerse con el poder y controlar el Ministerio.
Pero Jesús no estará solo. Contará con el apoyo de su compañero Pedro y la Rebelde Atea María, a quienes se unirán más tarde Juan, Lucas y Mateo. Los siete hermanos de Jesús también colaborarán con ellos. Todos saben que el régimen actual apesta y ansían la libertad.
“Para cambiar el mundo, primero tenemos que cambiar nosotros”. Con este lema todos se preparan para su misión: difundir un mensaje de libertad entre los ciudadanos para intentar, de manera pacífica, acabar con la Santa Inquisición y toda la corrupción que rodea a este Ministerio.
Guardianes de la fe verdadera es una novela distópica que podría resultar muy real. Muchos encontrarían ciertos paralelismos con la sociedad actual, pero esos parecidos os voy a dejar que lo juzguéis vosotros mismos, lectores. Lo que sí puedo deciros es que Jaime J. Palacio ha escrito un libro que funciona muy bien, que resulta muy interesante y que se disfruta. Esta novela ambientada en el futuro, repleta de acción y misterio, con tantas referencias y semejanzas con la Biblia y con un mensaje tan motivador es una lectura muy recomendable.