Salvador Robles Miras, reputado periodista y pedagogo, natural de Águilas (Murcia), pero bilbaíno desde los diez años, es un escritor veterano y curtido en esto de contarnos distintas visiones de la vida. Con más de treinta libros en su bibliografía, entre los que se encuentran novelas, ensayos y narrativa, es más conocido, al menos para mí, por sus novelas negras. Novelas en las que a través del género realiza radiografías de la conducta humana, usando como catalizador la muerte o el asesinato para retratarnos las miserias que acusa la condición humana, así como del buen fondo del que se presume también posee, aunque muy pocas veces aflore a la superficie.
La infinidad de premios literarios que se le han otorgado, avalan al lector que aún no lo ha paladeado. Poseedor de una prosa primorosa que transmite de forma fluida, ya no solo es un placer disfrutar de la historia sino también de la forma en la que te la hace llegar.
“Contra el cielo” ya fue publicada con anterioridad, pero Torre de Lis nos brinda el poderla descubrir y disfrutar -con una edición más atractiva- la historia de Rubén Levi: un padre coraje que defenderá ante la opinión pública la memoria de su hija, rebatiendo toda evidencia de que perteneciera a una organización criminal.
En “Contra el cielo” se le nota la experiencia vital del sitio donde ha crecido, porque no hay que ser muy perspicaz para adivinar que la trama acontecida en Villa del Norte es Bilbao, y que la Organización es ETA . A través de esa experiencia nos muestra la dualidad que existía, y existe, dentro de la sociedad vasca. Se han vertido ríos de tinta sobre el conflicto nacionalista, y por ello, a través de esta novela no asistiremos a un nuevo debate ni al manido discurso de unos ni otros, aquí realmente lo que se nos cuenta es una historia de amor. El amor más grande e incondicional que existe, el amor fraternal.
Esta desgarradora historia nos desvela como en un día se pude derrumbar todo a nuestro alrededor, una vida que creíamos segura e inalterable, donde un giro desafortunado del destino hace que te plantees el resto de tu propia existencia.
Salvador aprovecha para hacer una crítica mordaz al amarillismo de los medios de comunicación, con la que estaremos de acuerdo, porque desgraciadamente lo vemos a diario a través de nuestras cada vez más planas y tontas cajas.
A Rubén Levi lo secundan una serie de personajes entrañables que lo acompañan a lo largo de sus tribulaciones en pos de la verdad; personajes tridimensionales que no se ajustan a ningún cliché; todos dotados de dobleces ocasionadas por la experiencia de la vida, una vida que te marca, a la que aparte de las miserias de cada uno hay que sumar esa presión de a qué bando perteneces, al menos, de cara a la galería.
Una obra entrañable y conmovedoramente empática, donde el autor sabe transmitir el desasosiego, la tensión y la pena como propias. Afortunadamente también nos trasmite la esperanza e ilusión que pueden existir dentro del propio drama.