Bajo el envoltorio de un thriller de factura impecable, Los ausentes nos propone una reflexión sobre la violencia, sobre ETA, sobre la posibilidad de que una persona corriente pueda hacer el mal, sobre el amor y la maternidad… y sobre la muerte.
Muestra, de una forma descarnada, las cicatrices que la violencia deja en quienes la practican y en quienes la sufren. Nadie escapa indemne a ella. Y la inocencia es su primera y gran víctima, un gran hallazgo metafórico de la autora que deja sin aliento al lector.
Narrada en una tercera persona focalizada en distintos personajes, Los ausentes se lee del tirón, porque Juana Cortés Amunarriz utiliza con maestría todos los recursos del suspense, al mismo tiempo que retrata a los personajes dándoles profundidad psicológica. Nada es porque sí. Y explora en el pasado en busca de respuestas a las preguntas del presente. El blanco y negro deja paso a infinitos matices del gris.