Hay libros que te atrapan incluso antes de leerlos. Cuando tuve ante mí Mujeres Prodigiosas sabía que este iba a ser uno de ellos. Sólo con su título, la sinopsis y esa portada que tanto me gusta, supe que esta novela tenía mucho que ofrecerme. Para quienes hayan leído algunas de mis reseñas sabrán que soy una ferviente feminista y que entre mis lecturas destacan mucho las voces femeninas. Me siento realmente cómoda leyendo a autoras, pues siento que tengo mucho que aprender de ellas y la literatura me parece, sinceramente, una de las mejores formas de entendernos y realizarnos. Es lógico que, dentro del feminismo, busque las voces de las propias mujeres para comprenderme, por eso me llamó mucho la atención este libro. No sé si va a sonar extraño esto, pero el hecho de que el autor de Mujeres Prodigiosas sea un hombre despertó si cabe más mi curiosidad. Me pareció interesante obtener otro punto de vista, aunque fuera en la ficción literaria. La verdad es que ha sido todo un acierto.
Javier Béjar, el autor, ha llevado a cabo un ejercicio literario sublime en Mujeres Prodigiosas. Se nota que esta novela es el fruto de mucho tiempo de trabajo y dedicación, pues el resultado es impecable. Pero dejadme que os adentre en la trama.
La novela está dividida en tres partes que acaban entrelazándose entre sí. En la primera parte nos encontramos en Madrid en el año 1892. Aquí conocemos a Carmen Hobart, una joven que quiere estudiar Periodismo, pero a la que, oh sorpresa, no dejan cumplir su sueño. Así que acaba presentándose a una entrevista de trabajo como secretaria que cambiará su vida. Su jefa, quien se esconde tras el pseudónimo de Hiparquia y a quien no conocerá hasta más adelante, la envía, a través de Teodoro Salillas, la cara visible, a Atenas a realizar la cobertura de los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, celebrados en 1896. Debido a su don de lenguas y a su desparpajo, Carmen comienza a labrarse, en cierto modo, su propia carrera periodística. El encuentro con la corredora Stanis Rovithi, a quien no dejan participar oficialmente en la competición por ser mujer, pero que, a pesar de todo, decide realizar la carrera, será un punto de inflexión tanto para Carmen como para el devenir de la novela. Cuando finalmente conoce a su jefa, Rita Salmerón, Carmen descubre que, inevitablemente, forma parte ya de una organización feminista que tiene más de cuatro siglos de existencia y que se llama La Sociedad de la mano izquierda. Carmen y sus compañeras fundan un periódico gratuito llamado “La hoja de Madrid” en el que exponen sus ideas y que les acabará costando una detención por delito contra el orden público.
En la segunda parte de Mujeres prodigiosas, Javier Béjar nos lleva hasta el año 1481, en Sevilla. Allí conocemos a Fray Bernardo, un monje benedictino que es obligado a abandonar su monasterio para instalarse, junto con sus compañeros, en el convento de Santa Inés, donde Eva Sarmiento, tataranieta de la fundadora del convento, ejerce sus funciones de dómina de una manera un tanto peculiar. Tras entablar una relación poco casta con Fray Bernardo, esta le propone fundar una sociedad secreta con la que pretende llevar a cabo un experimento a caballo entre lo social y lo natural. Fray Bernardo acepta sin dudarlo y Eva Sarmiento comienza a mover los hilos para llevar a cabo su proyecto, aunque la propia Santa Inquisición y algunos de sus compañeros se lo pongan difícil. Todo un acto revolucionario el que se lleva a cabo dentro de las paredes del convento y que cambiará el futuro no solo de los allí presentes, sino de generaciones venideras.
Así es como nos trasladamos al año 2039, esta vez en Zaragoza. En esta tercera parte del libro conocemos cómo estas historias acaban por entrelazarse. Rebeca Erce, una rapera apodada Rever, conoce a Tania Blanco. Junto a Fanny, las tres jóvenes atletas comienzan a desgranarnos sus vidas a golpe de versos. Y es que, en esta tercera parte, Javier Béjar sorprende al lector narrando gran parte de la historia a ritmo de rap, de versos y pareados que dan un ritmo muy ágil a la historia. Cuando Tania Blanca comienza a sospechar de su madre y hace todo lo posible para conocer su verdad, se desvela ante nosotros el vínculo que une estas tres historias.
Como os decía unas líneas más arriba, se nota que Mujeres Prodigiosas es el fruto de un trabajo muy cuidado. Javier ha puesto todo en esta novela y el resultado es excelente. La elaboración de los personajes, los diálogos, la recreación de los lugares y las épocas son una autentica maravilla. Es imposible no dejarse llevar de la mano de Javier Béjar a través de estas historias y estos personajes tan peculiares, entre los que se cuelan ilustres feministas como Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor o María de Maeztu.
He disfrutado muchísimo esta novela tan original en su forma como brillante en su resultado y no puedo más que recomendaros que os dejéis llevar por la estupenda prosa de Javier Béjar a esta historia de lucha e igualdad por parte de las mujeres de La Sociedad de la mano izquierda.