Últimamente estoy leyendo libros que se salen de lo que normalmente acostumbro a leer. Lo cierto es que no pensaba que me iba a venir también salir de esa rutina literaria en la que una, sin darse cuenta, se acomoda. Leer otro tipo de géneros me hace estar más alerta y me obliga a contemplar la realidad desde otros prismas. En este caso, gracias a Domingo Terroba, he salido de esa zona de confort para adentrarme en una novela con tintes de thriller y de terror. Es curioso porque, cinematográficamente hablando, puede que estos sean dos de mis géneros favoritos y, sin embargo, en literatura no suelo acercarme a ellos. ¿Por qué? No sabría contestaros, lectores. Pero qué suerte tengo de poder dedicarme a esto y conocer las obras de nuevos autores.
Mi compi César Malagón ya reseñó hace un par de años, Oculto en la memoria, la tercera novela publicada por Domingo Terroba. En esta ocasión, el autor vuelve con A los ojos de Dios, una novela de thriller psicológico y terror que me ha sorprendido gratamente y me ha mantenido bastante enganchada.
En A los ojos de Dios, Domingo Terroba intercala dos relatos que inevitablemente se acaban entrelazando. Por una parte, el autor nos lleva al año 2012 en Montpelier, Vermont. Allí nos encontramos en la consulta del doctor Douglas Saunders, quien intenta desengranar los sucesos acontecidos mientras se adentra en la mente de su paciente Cameron, un compositor que, tras mudarse a una nueva casa con su mujer Sheena y su hijo, ve como su vida empieza a desmoronarse. Y es que aquella casa parece tener vida propia. Asimismo, el autor entrelaza este relato con el de Aaron e Ishbel, en Shelburne, Vermont, pero esta vez en el año 1974. En esta ocasión conocemos la historia de Isbhel, quien se convierte en la esposa del rabino Aaron. En una comunidad enteramente ortodoxa, Ishbel se siente rechazada, a pesar de que, a efectos prácticos, debería ser tan judía como cualquier de ellos. Pero ella sabe que no es así y que nunca la aceptaron, al igual que a su hijo Benyamin, quien muere en extrañas circunstancias. La muerte de su hijo marcará un antes y un después en la vida de Ishbel, quien no acepta cómo falleció su hijo ni el comportamiento de su marido, Aaron, en torno a esta situación. Además de sospechar de él, Ishbel comienza a tener visiones y sensaciones en la casa, lo que no hará más que debilitar una mente que se han encargado de atormentar mediante ingresos psiquiátricos y tratamientos médicos.
Así, en A los ojos de Dios, Domingo Terroba va intercalando de manera ágil estas dos historias, que, al mismo tiempo, también tienen saltos temporales para volver antes y después de los sucesos que provocan el declive de ambas familias, quienes, a pesar del tiempo y las circunstancias, comparten mucho más de lo podría parecer.
Siento que si sigo hablando de la historia podría desvelaros más de la cuenta y no quisiera ser una bocazas. Esta novela hay que leerla para saborearla y descubrir todos los entresijos de la trama. Domingo Terroba ha realizado un ejercicio preciso y muy dinámico en este thriller psicológico, consiguiendo mantener al lector enganchado a la historia en cada capítulo. He disfrutado mucho saliendo de mi rutina habitual de lecturas y adentrándome en la fascinante trama de A los ojos de Dios, una historia que me ha recordado, en cierto modo, a la película Al final de la escalera, pero que sin duda tiene sello propio.