Componen este libro un conjunto de ocho relatos, cuyo eje o tema central es el recuerdo del pasado, un recuerdo cargado de nostalgia por un tiempo y unas personas que ya no volverán. Como es habitual en este autor, la ciudad que centraliza todas estas imágenes es Larache, (Marruecos) donde Barce vivió su infancia y recibió de sus padres y amigos información sobre personas, hechos, edificios, negocios, costumbres locales y demás actividades realizadas por ellos o por sus conocidos.
Larache es una población que en su tiempo ( en la época del Protectorado español) reunió en amable compañía y amigable relación a miembros de las tres culturas: cristiana, musulmana y hebrea. Esa época ya pasó a la historia, sin embargo, Barce lucha por recuperar al menos el recuerdo de algo muy bonito que vivió y escuchó de sus mayores que lo vivieron muy intensamente.
Los personajes de sus relatos son entrañables. Textos muy autobiográficos, donde incluso a veces se nombra a sí mismo, a modo de memorias, o a amigos reales que vivieron o viven aún.
De todas las narraciones, destacan en mi opinión “La pequeña Zoubida”, “La mujer del Hamman” “La herencia”. En ellas se aprecia la relación de niños o adolescentes con los adultos. En los otros textos, como “Visita a Rashida”, o “Las mujeres de mi padre”, ambos muy autobiográficos, lo que prima es el recuerdo, son textos muy nostálgicos, como “Una sinagoga en la Medina”, “Una puerta pintada de azul”, y sobre todo el último, “Cara de luz”, donde un anciano carpintero, Ahmed, rememora muy vivamente su pasado y el de su ciudad, Larache. El texto discurre muy lentamente, como un río en su desembocadura, quizá para que el lector sienta esa lasitud de la vejez, ese hablar consigo mismo y con las personas ausentes, esa niebla que a veces se aclara y resurgen imágenes vívidas del pasado.
Los textos están sembrados de palabras locales, tanto musulmanas como hebreas, referentes a localizaciones, tiendas, productos o alimentos, en suma, un lenguaje muy cotidiano, muchas expresiones coloquiales, en el dialecto de la zona. El libro incluye un glosario de todas estas palabras para el lector no conocedor del tema.
Un conjunto, en suma, de textos intimistas, emotivos, quizá un tanto tristes porque la nostalgia lleva en sí una cierta tristeza, que dejan un sabor agridulce a veces y otras, a menta y azahar. Pero de un modo u otro, reveladores de una época añorada, que a muchos resultará de agradable lectura .
Fuensanta Niñirola.