Bilbao y Oxford, 1933. Gabriel de la Sota, escritor y profesor en la Universidad de Oxford, es el heredero de una de las mayores fortunas vizcaínas, propietaria de una gran empresa siderúrgica. Pero alguien tenebroso ha descubierto un oscuro secreto de su pasado y está dispuesto a todo para hundirlo. C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien, sus mejores amigos, lo acompañarán incondicionalmente para que pueda crear la mejor historia jamás escrita, una novela titulada «El Señor del Mal», publicada a su muerte y que se convertirá en un bestsellerinternacional.
Londres, 1961. Mark Wallace, padre de una niña de diez años que tiene un don muy especial, es un reconocido abogado británico a punto de retirarse. Un día recibe la visita de la joven escritora Úrsula de la Sota, quien le encarga que investigue sobre su pasado y herencia familiares: la prensa internacional se ha hecho eco de que la fortuna de su padre, el famoso escritor y empresario Gabriel de la Sota, quizá no se perdió completamente en 1933 y que las claves para saber dónde se halla pueden encontrarse en su última novela. Varios medios publican sucesivas citas de «El Señor del Mal», mensajes cifrados a modo de acertijos que parecen señalar un camino.
«Nueva Vizcaya, 1 de julio de 1961: NOVEDADES EN EL CASO DE LA SOTA. Este periódico ha recibido un nuevo extracto de «El Señor del Mal», la obra póstuma de nuestro escritor más internacional. ¿Qué claves esconde este libro? ¿Realmente conducirán a la fortuna oculta de Gabriel de la Sota?»
Wallace se verá abocado a una trepidante búsqueda del tesoro para proteger a su cliente. Una lucha sin cuartel en la que se enfrentará a un asesino, la viva imagen del novelesco Señor del Mal. Una figura funesta; sombrero de ala ancha, capa larga, bastón fino, un porte celestial pero demoníaco. Sin rostro, sin nombre, un villano que asesinará a quien se interponga en su camino.
El abogado contará en la investigación con la inestimable ayuda de Tolkien y Lewis, amigos y confidentes de Gabriel de la Sota en los años en que daba clases en Oxford, uno de los mayores placeres de su vida. En aquellos tiempos, compartían mucho más que una buena amistad: la pasión por la escritura, por contarnos las realidades más crudas pero disfrazadas de magia y fantasía, cuentos que eran gritos de advertencia al mundo.
«Yo no comparto vuestras creencias, y no sé si creo en el diablo, pero sí sé, como vosotros, que la única batalla que se ha disputado a lo largo de nuestra historia ha sido la que discurre entre el Bien y el Mal que habitan en cada uno. Creo que las personas están demasiado ocupadas justificando ideologías, inventando ofensas, lamentaciones y envidias. Y se han olvidado de que el Mal se combate solo con el Bien. Nunca con otro mal. De eso quiero hablar en mi último libro. Amigos míos, os necesito para alcanzar ese objetivo.»
G. de la Sota
Juntos tratarán de descifrar el pasado de Gabriel de la Sota, buscando respuestas a los acertijos publicados en la prensa e intentando entender quién podía desearle tanto mal a su amigo. ¿Existió un Señor del Mal de carne y hueso? ¿Con qué fin escribió Gabriel la novela que lo hizo inmortal?
«Él era un artista. Un creador. Para él la vida era un juego maravilloso. ¿Y si nos hizo creer a todos que murió arruinado? Si las pistas hasta esa fortuna que habría querido proteger se hallan ocultas entre las líneas de su obra maestra… ¿No sería increíble? ¿Acaso no te parecería una genialidad?»
J. R. R. Tolkien |