Defiendo una internacional de las conciencias indóciles que ya no dejará dormir a las conciencias tranquilas.
Defiendo la posibilidad. El primer paso es decir: «Es posible».
Defiendo la posibilidad de ser humanos.
Defiendo una república de iguales, una ruptura con la corrupción.
Defiendo un nuevo contrato de la sociedad con la naturaleza.
Defiendo una austeridad fértil, una abundancia creativa.
Defiendo una soledad solidaria.
Defiendo un nuevo lenguaje imaginativo contra la política del daño.
Defiendo un humor amoratado, sabotear el dogmatismo con ironía.
Defiendo un feminismo que emancipe a las mujeres y libere a los hombres del «histerismo masculino».
Defiendo descolonizar la imaginación, contar historias para sostener el cielo.
Defiendo una nueva lucha por la libertad.
Defiendo la prohibición en la posesión de armas, con una excepción: la risa.
Defiendo el acuerdo entre generaciones.
Defiendo el arte de la escucha, defiendo ver lo que no está «bien visto».
Defiendo la democracia afectiva.
Defiendo los libros demasiado largos, las películas demasiado lentas.
Defiendo el arte de caer. Defiendo pensar lo impensable.
Hago boxeo de sombras. Camino por el horizonte enfermo. El pesimismo rebelde va de la mano de una esperanza indócil. |