UN POCO MÁS SOBRE LA OBRA
A lo largo de El libro de las lágrimas, Christle nos hace descubrimientos sorprendentes en cada página. Nos habla, por ejemplo, de una artista que diseña una pistola de lágrimas heladas; de una polilla que se alimenta de las lágrimas de otros animales, o de artilugios para lidiar con el duelo como el «lacrimatorio», un recipiente de la Antigüedad donde el «doliente pudiese verter sus lágrimas recién derramadas».
La autora nos hechiza con sus fragmentos poéticos y explora cómo la historia de las lágrimas se enlaza con la violencia racista o el estigma de la enfermedad mental. Surca la obra de otros muchos autores a los que cita, como Loorie Moore, Judith Butler, bell hooks, Roland Barthes, Joan Didion o Anne Carson, y se detiene a explorar la fascinante obra del artista conceptual neerlandés Bas Jan Ander.
Los versos y poetas que se citan son innumerables, entre ellos Williams Carlos Williams, Frank O’Hara, Sylvia Plath, Lucille Clifton, Hart Crane o, más actual, Carl Phillips, autor de Gold Leaf. El libro es, por lo tanto, una verdadera celebración de la poesía.
«”Lágrimas blancas” son las que vierte una persona blanca que de pronto es consciente del racismo sistémico o de su propia implicación en el supremacismo blanco. Pueden ser una forma de defensa frente a una agresión imaginada, una forma de cerrar una conversación que la persona blanca encuentra ofensiva. “¿Me estás llamando racista?». |