1. Harper Lee – ‘Matar a un ruiseñor‘ (1960)
Harper Lee viajó a Nueva York soñando con convertirse en una escritora profesional. Y en diciembre de 1956, recibió una carta de sus amigos en la que había un regalo: el salario de todo el año. Había una nota en el sobre: ”Tienes 1 año de vacaciones pagadas para escribir todo lo que quieras. Feliz Navidad“. En la fecha acordada, el borrador del manuscrito estaba listo.
El reconocimiento de la novela fue una sorpresa para la autora: “Nunca esperé ningún éxito de Matar un ruiseñor”. Esperaba su muerte rápida y misericordiosa en manos de los críticos, pero al mismo tiempo, pensaba: tal vez el libro le guste lo suficiente a alguien como para darme el coraje de seguir escribiendo”. En 2015 se publicó Ve y pon un centinela, que pasó sin pena ni gloría pese a su calidad.
2. Arthur Golden – ‘Memorias de una geisha‘ (1997)
El escritor estadounidense publicó su novela en 1997. En el prefacio había palabras de gratitud: “Soy deudor de una persona más que de otras. Mineko Iwasaki corrigió mis ideas erróneas con respecto a la vida de las geishas. Gracias por todo”.
Cuando Memorias de una geisha se tradujo al japonés, Mineko Iwasaki demandó a Golden. Según la declaración, el escritor había violado el acuerdo de confidencialidad mencionando su nombre y causando daños a su reputación. Resultó que la Sra. Iwasaki era una geisha en Kioto, y en 1992 le había dado a Arthur Golden una larga entrevista.
Mineko exigió que su nombre fuera eliminado del prefacio y escribió a modo de refutación su autobiografía llamada Vida de una geisha.
3. Arundahti Roy – ‘El dios de las pequeñas cosas ‘ (1997)
Arundhati Roy ganó el premio Booker en 1997 con ‘El Dios de las pequeñas cosas’, una historia sobre dos hermanos gemelos indios que quedan traumatizados por un suceso de su infancia. El libro fue traducido a 40 lenguas y vendió cerca de 6 millones de copias.
En 2017 Anagrama publicó una nueva novela suya la cual no tuvo el eco de la anterior.
4. Emily Brontë – ‘Cumbres borrascosas ‘ (1847)
Su novela ‘Cumbres borrascosas‘ es un clásico de la literatura anglosajona a pesar de que inicialmente, debido a su innovadora estructura, desconcertó a los críticos. La salud de Emily fue siempre muy delicada. Murió el 19 de diciembre de 1848 de tuberculosis a la temprana edad de 30 años.
5. J. D. Salinger – ‘El guardián entre el centeno ‘ (1951)
J.D Sallinger. El guardián entre el centeno. Se dio a conocer con esta, su primera y única novela. Publicada, en 1951, se convirtió en un libro de referencia. Desde entonces, Sallinger se retiró de la vida pública.Después de la novela, publicó tres libros de relatos y se tiene constancia de que su último texto publicado fue el relato Hapworth 16, 1924, que apareció en 1965 en la revista New Yorker. Dos años después de su muerte en 2010, el novelista reapareció, de golpe: la biografía The Private War of J.D. Salinger, publicada en España por Seix Barral y la promesa de cinco textos inéditos le han relanzado.
6. Margaret Mitchell – ‘Lo que el viento se llevó‘ (1936)
Margaret Mitchell decidió escribir la novela Lo que el viento se llevó por casualidad. Una lesión en el tobillo la encadenó a la cama y no tuvo más remedio que leer un libro tras otro. Quien iba a buscar las novelas a la biblioteca más cercana era su esposo, John. Cuando se cansó de cargar montañas de literatura de un lado a otro, John le sugirió a su esposa que escribiera su propio libro en lugar de leer de a miles los de los demás.
Margaret se preguntó si valía la pena escribir una novela. Según una de las versiones, quien la motivó a publicar el manuscrito fue cierta escritora joven. La invitaron de visita a la casa de los Mitchell, y en el transcurso de la conversación le dijo burlonamente a la anfitriona de la casa que ella nunca podría escribir un libro que valiera la pena. Como resultado, la novela se convirtió en un bestseller al segundo día después de su publicación, y en 1937, la escritora ganó por él el premio Pulitzer.
7. Alberto Méndez – ‘Los girasoles ciegos ‘ (2004)
Un buen caso de one hit wonder patrio es el de ‘Los girasoles ciegos’, el libro de relatos de Alberto Méndez, ganador de diversos premios y que se convirtió en fenómeno editorial del año de su publicación: lleva 250000 ejemplares vendidos. Uno de los relatos del libro inspiró la película homónima de 2008, dirigida por José Luis Cuerda.
Sin embargo el autor murió antes de poder disfrutar de su gloria.
8. Anna Sewell – ‘Belleza negra ‘ (1877)
Cuando Anna todavía era una colegiala, se resbaló y se lesionó gravemente los tobillos. Durante el resto de su vida no pudo pararse y caminar sin una muleta. Para agregarle comodidad a su vida, la joven usaba un carruaje tirado por caballos. Fue desde entonces que había comenzado su amor por estos animales.
Cuando tenía 50 años, Anna comenzó la novela Belleza negra o Azabache. En este momento, su salud se deterioró tanto que la mujer no podía escribir, por lo que le dictaba el texto a su madre. Gracias a la publicación de la novela, el público centró su atención sobre el problema de la crueldad hacia los caballos.
9. John Kennedy Toole ‘La conjura de los necios ‘ (1980)
Su incapacidad para que una editorial aceptara su manuscrito lo sumió en una profunda depresión que él decidió resolver suicidándose con monóxido de carbono. Años después de su muerte, en 1980, gracias a la insistencia de su madre, el manuscrito vio finalmente la luz. Y La conjura de los necios no sólo obtuvo el Premio Pulitzer en 1981, sino que las peripecias de su estrafalario protagonista Ignatius J. Reilly se convirtieron en la referencia de una novela de culto. Se publicó luego un libro incompleto, La biblia de neón. Sin embargo, como novela en toda regla, fue la única que publicó. Y ni siquiera pudo vivir para verlo.
10. Mary Shelley – ‘Frankeinstein o el moderno Prometeo‘(1818)
El año 1816 se llamó el año sin verano. Mary Shelley y su ya famoso esposo (el poeta Percy Shelley) aceptaron la invitación de Lord George Byron para quedarse en la villa que él había alquilado.
“El verano fue húmedo y frío”, recordaría Mary más tarde, “la lluvia incesante no nos dejó salir de la casa durante días enteros”.
Los rehenes involuntarios del clima pasaban el día leyendo en voz alta, y luego discutían lo que habían leído. Un día, la conversación se centró en los experimentos de Luigi Galvani, quien había aplicado la corriente eléctrica sobre los organismos muertos, obligándolos a “revivir”. Lord Byron le propuso a cada uno de sus invitados escribir por diversión una “historia sobrenatural” y luego leérsela a todos. Mary comenzó a pensar en la trama y soñó con la idea de Frankenstein.
11. Juan Rulfo por Pedro Páramo
Obra maestra del universo literario en español, esta portentosa novela mexicana narra la historia de Pedro Páramo, un caudillo local de quien dependen la vida y la muerte de un pueblo, Comala, y del hijo que va a buscarlo porque así se lo prometió a su madre moribunda. El narrador, JuanPreciado, llega a un pueblo deshabitado pero lleno de susurros, y a través de estos conoce la destrucción que trajo la convulsa pasión de Pedro Páramo hacia Susana San Juan. Publicada en 1955 y aclamada por el público y la crítica, Pedro Páramo representa un cambio radical con la novela realista de la época. Edición con introducción de Gabriel García Márquez.