LA OBRA
Valladolid, 2019. Sara Robles es una inspectora singular. Encargada de resolver un macabro crimen, además tiene que lidiar con sus problemas cotidianos, estrechamente relacionados con la adicción al sexo y con un pasado que no termina de curar. Mientras tanto, El Espantapájaros, una misteriosa cabeza pensante, ha orquestado el robo perfecto junto a un exminero, un pocero y un sicario, y está a punto de llevarlo a cabo a través del alcantarillado de la ciudad.
La suerte del enano es una brillante novela con altas dosis de investigación policial, sexo y violencia en la que el lector profundizará en el complejo mundo de los robos de obras de arte y sus extensas ramificaciones que los relacionan con grupos de delincuencia organizada.
UN GRAN GOLPE LITERARIO
Una novela independiente
César Pérez Gellida nos tiene acostumbrados a novelas que forman parte de una trama mucho más amplia, que nos llega desde obras previas y se continúan en otras posteriores. La suerte del enano es una novela independiente que se completa en sí misma y que resulta una inmejorable puerta de entrada para quienes aún no conozcan el trabajo anterior del autor.
Protagonista femenina
Por primera vez en su ya larga carrera, César Pérez Gellida escoge a una mujer como protagonista. Si bien su universo creativo cuenta con varios personajes femeninos inolvidables — como la mítica Erika Lopategui—, nunca hasta ahora había construido una novela alrededor de uno.
Pero es que, además, Sara Robles no es una protagonista al uso. Lógica y racional, pero de carácter fuerte e inconformista, esta inspectora de Homicidios se resistirá con uñas y dientes a verse arrastrada por una marea de acontecimientos desgraciados, y lo hará sencillamente por el hecho de que ella no cree en la suerte.
El robo perfecto
La novela basa su trama en la idea del robo perfecto. Aunque el lector no lo advertirá hasta el giro final, el robo que nos entretiene durante toda la novela no es sino una mera distracción para que pase desapercibido el verdadero «robo perfecto», aquel en el que no habrá pensado nadie.
César Pérez Gellida escoge con acierto un tema que siempre ha causado fascinación en cualquier lector y que nunca deja de estar de actualidad gracias a series como La casa de papel, a películas de todas las épocas como Atraco perfecto, Cómo robar un millón, La jungla de asfalto, La pantera rosa u Ocean’s Eleven, o a recientes novelas como A plena luz, de J. R. Moehringer.
Documentarse en carne propia
La tremenda dificultad de asaltar el Museo Nacional de Escultura, probablemente el edificio mejor protegido de Valladolid, obliga a los delincuentes de la novela a tener que intentar el robo a través de la red de alcantarillado de la ciudad. Por sí solo, este hecho ya dotaba de una gran do- sis de originalidad a la trama, pero dicho rasgo se vio mejorado de forma muy realista gracias a la experiencia personal del autor, que se aventuró a recorrer el colector de aguas residuales y las angostas galerías del subsuelo urbano en compañía de los profesionales de ese ámbito.
Gracias a ello, a la precisión de las descripciones, el lector se verá literalmente sumergido en las cloacas de la ciudad, casi una metáfora del inframundo social que transitan los criminales de la novela.
SINOPSIS
A Sara Robles, jefa del Grupo de Homicidios de Valladolid, persona racional y enemiga de toda superstición, la encontramos investigando la muerte de la señora Puente de la Cruz, momento en el que una casualidad la hace creer por primera vez en su vida que está teniendo mala suerte. En ese instante, no puede ni imaginar lo acertada que va a resultar su exagerada suposición días después.
Mientras tanto, en el subsuelo de Valladolid se está excavando un túnel con el fin de asaltar el lugar más inexpugnable de la ciudad: el Museo Nacional de Escultura. El problema es que lo que iba a ser un trabajo limpio se complica, teniendo como resultado inicial tres muertos y la desaparición de la talla robada El martirio de san Sebastián, de Alonso Berruguete.
A medida que avance la trama, el lector irá enterándose de que detrás del asalto al museo está una mafia rusa que se sirve de la posterior venta de estas obras de arte robadas para blanquear dinero. El deseo de esta organización criminal de no dejar testigos irá aumentando el número de fallecidos, que comienzan a parecerle demasiados a Sara Robles para una ciudad tan tranquila como Valladolid.
Pero si a ello se le añade la denuncia que interpone contra ella el acusado del primer asesina- to; la llegada de Mauro Craviotto, atractivo inspector de la Brigada de Patrimonio Histórico con el que Sara Robles no tarda en aliviar su adicción al sexo; el descontrol creado en comisaría por el exceso de trabajo policial; la hospitalización de su jefe por un problema médico grave y la repentina aparición de su ex, que llega desde el extranjero para investigar la vinculación del robo con la mafia rusa…, la inspectora empieza a creer de verdad en el infortunio.
A partir de ahí, irán avanzando dos tramas, en ocasiones de forma paralela, a veces cruzándose: una referente a la mafia rusa afincada en la Costa del Sol y otra más relacionada con el ladrón y falsificador de obras de arte Tinus van der Dyke, conocido como el Espantapájaros, y con su socio anónimo que además parece ser cercano a la policía.
En un final frenético, toda la desgracia que se le acumulaba a Sara parece tornarse buena fortu- na y los asuntos se van resolviendo de forma encadenada, cual fichas de dominó.
EL AUTOR
César Pérez Gellida nació en Valladolid en 1974. Es licenciado en Geografía e Historia por la Uni- versidad de Valladolid y máster en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. Desarrolló su carrera profesional en empresas vinculadas con el mundo de las teleco- municaciones y la industria audiovisual hasta que, en 2011, decidió dedicarse en exclusiva a su carrera de escritor.
César irrumpió con fuerza en el mundo editorial con Memento mori, que cosechó grandes éxitos tanto de ventas como de crítica y obtuvo el premio Racimo de literatura 2012. Constituía la primera parte de la trilogía «Versos, canciones y trocitos de carne», que continuó con Dies irae y se cerró con Consummatum est y por la cual le fue otorgada la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses 2014 y el Premio Piñón de Oro como vallisoletano ilustre.
En 2015 publicó Khimera, su cuarta novela, y en 2016 inició su segunda trilogía, «Refranes, canciones y rastros de sangre», con Sarna con gusto, a la que siguió meses después Cuchillo de palo y que cerraría en marzo de 2017 A grandes males. Con la aparición de Konets, en noviembre de 2017, enlazó ambas trilogías y Khimera, poniendo un magnífico broche que servía de colofón y ataba todos los cabos que dejó sueltos en sus tramas precedentes.
Posteriormente, publicó las obras Todo lo mejor y Todo lo peor, ambientadas en el Berlín de los años ochenta, que servían al tiempo como incursión en el thriller de espionaje de la Guerra Fría y como flashback para comprender mejor el origen de alguno de sus personajes habituales.
Actualmente sigue escribiendo novelas y colabora como columnista en El Norte de Castilla.
La suerte del enano es su última obra hasta la fecha.