El ISIS utilizaba como amenaza la idea de que en Occidente tenemos al enemigo dentro, oculto en nuestras grandes urbes como una bomba a punto de estallar, pero La arena del desierto revela que también lo contrario es cierto, esto es, que los yihadistas criados en Europa están hechos de la materia de su propio enemigo y que es ahí donde debemos buscar las grietas susceptibles de horadar los binarismos culturales y los discursos de odio.
Del prólogo de Aixa de la Cruz
Sin la barba emerge un extraño en el espejo. Todavía tengo que acostumbrarme a ello, pero me parece que es algo bueno. Si yo mismo me confundo con otra persona, quizá a los demás también les pase.
La arena del desierto es la historia de Majid, un joven que ha crecido en los suburbios de Roubaix haciendo todo lo posible para dejar de ser invisible. Tras fracasar en sus intentos por ponerse a prueba y mostrar de lo que es capaz, Majid viaja a Siria, donde lo que encuentra dista mucho de ser la Tierra Prometida. Hasta que un día se le ofrece la oportunidad de convertirse en un héroe.
En este relato Lotte Lentes indaga con precisión casi documental en las estructuras del Estado Islámico, y en la manera en que el desarraigo y las dogmáticas promesas de redención pueden conducir a terribles resultados.