Jonas Jonasson nos trae de vuelta al abuelo que saltó por la ventana y se largó pero ya no para contar su historia si no para involucrarlo directamente en este siglo XXI. Desde aquel día, no hace tantos años, en que Allan Karlsson saltó por la ventana de la residencia de ancianos y se lanzó a vivir toda suerte de aventuras con la avidez de un jovenzuelo, el mundo ha sufrido una transformación tan radical que buena parte de la Humanidad está sumida en el desconcierto y la confusión. Y es que los grandes políticos de esta centuria parecen ser mucho más divertidos que los del siglo pasado y Allan Karlsonn sigue siendo con sus 101 años el ser más despreocupado sobre la faz de la tierra. Su razón tiene, prácticamente es inmortal. Junto a él está su compañero Julius, bastante más precavido y timorato siempre preocupado por cómo van a salir de las mil y una peripecias a las que se enfrentan.
Todo empieza en una playa en Bali, donde Allan se encuentra celebrando el 101 aniversario de su nacimiento. La idea de su fiel amigo Julius de regalarle un viaje en globo parecía buena, pero lamentablemente Allan pierde el control del artefacto y los dos amigos tienen que efectuar un amerizaje de emergencia. Perdidos en altamar, la suerte parece sonreírles cuando aparece un barco y los rescata, excepto que se trata de un buque de guerra norcoreano que los conduce a Pyongyang, feudo inexpugnable de un Kim Jong-un que disfruta jugando con sus misiles nucleares. Así, en un abrir y cerrar de ojos, Allan se encuentra liderando una misión política extremadamente delicada que lo llevará a Nueva York, Suecia y finalmente a África, y a nadie le sorprenderá que, ante los numerosos obstáculos y la complejidad de la operación, el superabuelo no tenga más remedio que plantarse ante Donald Trump y Angela Merkel para exponerles sus originales planes, sin los cuales el mundo se encamina hacia una crisis de insospechadas consecuencias.
Allan y Julius parecen dos protagonistas españoles en una novela de picaresca del Siglo de Oro. De hecho Jonassson considera un halago esta comparación que une lo nórdico y lo mediterráneo a través de la novela de aventuras y de humor.
Es fácil para el lector empatizar con los protagonistas porque aunque se aprovechan de la bondad innata de de los demás solo pegan patadas hacia arriba a los poderosos y superiores, mostrando consideración con aquellos que son sus iguales.
Una obra fácil de leer, divertida, llena de gags de humor, magníficamente traducida para traspasar la carcajada a nuestro idioma y que cualquiera pueda disfrutar. Al fin y al cabo el autor cree que nuestro cerebro está perdiendo capacidades, que en los últimos quince años hemos ido en picado, y la representación de que es así se percibe en quienes nos mandan y quienes los votan.
Diviértanse con esta deliciosa novela sumamente entretenida.