Con “Cocaína” Daniel Jiménez ya cautivó a miles de lectores y a la crítica. Ahora su segunda novela demuestra que es uno de los más firmes talentos de la escritura actual y del futuro.
Como diría Eduardo Lago Las dos muertes de Ray Loriga es “literatura que se piensa a sí misma como literatura, ficción que es consciente de condición ficticia, escritura cuyo tema es la escritura”,
Entre las razones de esta opinión está la capacidad de enganchar al lector con una autoficción sin aparente contenido camuflada de biografía no autorizada de Ray Loriga, que en realidad se convierte en una clase magistral sobre la obra del escritor de Tokyo ya no nos quiere, y por ende por la literatura universal… Ahí es nada. Y todo esto escrito con una humildad sobrecogedora y un desparpajo carente de orgullo que ya quisieran los autores del top ten de ventas español.
Esta novela desdibuja la idea misma de la ficción, acercándola al ensayo y otras formas de escritura, acumulando grandes dosis de información, ya sea en forma de erudición o de experiencia personal del autor. Sin embargo, todo esto que parecería pertenecer al arco iris de la dificultad lo convierte Daniel Jiménez en algo fácil, sencillo, entendible, erudito sin pedantería y que consigue transmitir el entusiasmo con él mismo que ha escrito su obra al lector, quien no puede parar de leer hipnotizado mirando la chistera a la espera del nuevo conejo.
La excusa de la muerte en Buenos Aires de Ray Loriga estando de gira promocional sirve de excusa para que el alter ego del autor repase la obra del autor premiado con el Alfaguara 2017 de pe a pa. Como estrategía de marketing estaría bien para que las ventas de Loriga crecieran sino fuera porque a Daniel Jiménez le va a leer -desgraciadamente- menos gente aún. A quién le va a interesar una obra sobre Ray Loriga -se pregunta el protagonista- si ni el mismo Loriga interesa a los lectores. Bien, saquemos algunos de los activos de esta obra.
Repaso por los diferentes sufrimientos de ser escritor, desde la conciliación laboral con un trabajo remunerado, la búsqueda de editores/publicadores, la línea que supone el plagiar, ser plagiarista, imitar, admirar, etc.
Un profundo análisis sobre la muerte. Desde el título está presente, y no abandona al lector en ningún momento. El suicidio, sobre todo en los escritores, el olvido tras su llegada, el tabú de mencionar siquiera esa salida. El efecto en los sobrevivientes y en su memoria, aparece desgranado en esta novela.
Un interesante juego con el lector disfrazado de impostora novela negra. ¿Quién es el Ray Loriga real? ¿Quién el impostor?
Un repaso impecable y cautivador por la obra y milagros de escritor madrileño que dejará con ganas de comprarse y leer sus obras a la mayoría de los lectores.
En resumen, una novela magistral, una autoficción escrita desde la falta de presunción y la humillad que da mucho más de lo que promete. Toda una genialidad para lectores avezados.