“—Sin amor no merece la pena vivir. Ángela había pronunciado las palabras en voz alta, como el juez que dicta la sentencia definitiva sobre su propio destino. Y a continuación se entregó al dolor de manera voluptuosa, casi suicida”.
Me gustó Bruna Husky desde la primera entrega, así que estaba claro que no tardaría en leer la última. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los tiempos del odio.
Volvemos con la detective replicante Bruna Husky, una replicante de combate cuya memoria cargada le hace más consciente de lo que debería de sus sentimientos. Entre ellos están su amor por el detective Lizard y el sentimiento de un final inminente ya que conoce perfectamente el día en que será desactivada. Por si eso fuera poco, en un mundo en el que los atentados parecen haberse vuelto más virulentos, Lizard desaparece.
Rosa Montero nos ha entregado en esta novela a una Bruna Husky más vulnerable que nunca. Siempre nos la mostró como una androide consciente de su existencia y del fin de la misma, pero ahora, con el amor en su vida, hay una lucha interior más humana que artificial que consigue acercarla aún más al lector. Uno durante la lectura no tiene más remedio que preguntarse si no está ante un personaje más humano de lo que cree exactamente igual que se pregunta si no son estos libros de aparente ciencia ficción lo que mejor reflejan la sociedad actual en la que estamos viviendo. Y es que Rosa ha decidido aprovechar la libertad de crear un mundo futuro para darnos buena cuenta de la realidad en la que vivimos. Rosa nos muestra que vivimos en un mundo de excesos en el que la muerte y el poder parecen ser más poderosos que nunca, el propio temor ante esa cuenta ago para su propio final muestra a una Husky que se rebela furiosa buscando tal vez un sentido que haga que todo merezca la pena y, al mismo tiempo, teme la vulnerabilidad que supone reconocerse enamorada de otra persona. Quizás por eso el gran acierto de esta novela haya sido convertir a Lizard en una parte importante de la trama casi más que con su desaparición con su ausencia, que se convierte en una ventana hacia la mente de la replicante. Husky brilla de este modo más que nunca en esa última entrega de la saga, todo lo que había sido frío ahora se vuelve un torbellino de rebelión contra su propia existencia, una necesidad casi vital de aferrarse a la vida a través de sensaciones que le impidan pensar en su propio final. Y dentro del exceso, del poder y la corrupción se alza el amor como esperanza, tal vez como simple necesidad de sentir para sentirse vivo. Y Montero ya lo afirma en la primera frase, “Sin amor no merece la pena vivir”.
En esta novela, no solo presenta un futuro posible, sino que podemos buscar paralelismos con situaciones reales, convirtiéndose así en una carta al lector en la que parece querer decirle lo que no va bien en el mundo y lo que debería de ser realmente importante. A fin de cuentas, no es Bruna Husky la única que teme a su propio final, a poco que uno se ponga a pensar en lo que sería una vida con una cuenta ago ya marcada, podemos comprender perfectamente cada uno de sus movimientos. Con todos estos ingredientes y una trama sólida uno podría preguntarse si está ante la última entrega de la saga, y Montero parece jugar con ello en un final que seguramente generará opiniones encontradas al respecto. Si a mi me preguntan, tengo bastante claro que quiero una entrega más que satisfaga mi curiosidad en un par de puntos importantes. Pero para ello tendremos que esperar al criterio (o inspiración) de la propia autora.
Los tiempos del odio es una novela realista disfrazada de ciencia ficción futurista que ha resultado no solo entretenida, sino también interesante por los puntos en los que obliga al lector a detenerse y reflexionar. Lo tengo bastante claro, la mejor Montero reside en Bruna Husky.