-No eres tú quien pone las condiciones, sino yo- repuso Blancaflor, de vuelta de sus pensamientos-. Te aseguro que, de los dos, tú eres el más necesitado. Sígueme, te llevaré al castillo de mi padre. Pero, a cambio, hablarás cuando yo te lo pida.
El príncipe, sorprendido por la entereza de la joven, aceptó sin dudar.*
-Padre, agradezco tu inmensa generosidad. Sin embargo, renuncio a mi herencia. Me gustaría buscar yo misma mi propia fortuna.
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-Padre, me advertiste de todas las formas en que podía descubrirse quién era en realidad- dijo Jimena después de besarle-. Pero no hizo falta hacer esfuerzos para no delatarme, pues en realidad ha sido la honra de luchar en el frente de batalla la que me ha mantenido fuera de toda sospecha
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-No soy yo quien decide con quien se casa mi hija-respondió- Solo ella puede decidir algo así. Si acepta, contará con mi apoyo. De lo contrario, también.
| Damiselas que se rescatan solas, mujeres que salvan a sus maridos, reinas guerreras, sabias muchachas que resuelven acertijos imposibles. Todas ellas han protagonizado cuentos y leyendas de todo el mundo a lo largo de la Historia, librando sus propias batallas frente a ladrones, gigantes, maldiciones y prejuicios, poniendo de manifiesto que la gallardía, el valor o la astucia no es solo cosa de hombres, y que la comprensión, el cariño y la ternura no son exclusivas de las mujeres.
Ahora sus peripecias y enseñanzas se recogen en este precioso y original volumen para niños y adultos destinado a construir una sociedad más plural, abierta e igualitaria para todos. |
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