El orden del día, ganadora del Goncourt 2017 es una obra sobrecogedora.
La pseudonovela de Éric Vuillard desnuda los apoyos que encumbraron y mantuvieron a Hitler como Fuhrer durante más de una década.
Una obra que comienza en febrero de 1933, en el Reichstag, donde tuvo lugar una reunión secreta, que no estaba en el orden del día, en la que los industriales alemanes —entre los que se contaban los dueños de Opel, Krupp, Siemens, IG Farben, Bayer, Telefunken, Agfa y Varta— donaron ingentes cantidades a Hitler para conseguir la estabilidad que él prometía.
Una obra que continua con la pusilanimidad de Lord Halifax y su famoso mensaje “Aunque hay mucho en el sistema nacionalsocialista que ofende profundamente la opinión británica, no soy ciego a los que él (Hitler) ha hecho por Alemania, y los logros, desde su punto de vista, para mantener el comunismo fuera de Alemania.”
La dramatización de la historia sigue con el canciller austriaco, Kurt von Schuschnigg como protagonista y la infame invitación de Hitler para entrevistarse con él. La subsiguiente bajada de pantalones del canciller fue tan digna de un Oscar como su retiro dorado en Misuri como catedrático de Ciencias Políticas. Poco después los nazis eran “invitados” a ocupar Austria y a proclamar la unión con Alemania.
Otra escena hiriente es la del Acuerdo de Munich que firmaron juntos Neville Chamberlain, Adolf Hitler, Edouard Daladier y Benito Mussolini, un trato inmoral que abrió las puertas de Europa al Fuhrer.
Contada con el desparpajo de quien narra la historia dando una conferencia, Vuillard consigue con está obra -donde dramatiza la historia- señalar a las culpables por omisión del ascenso nazi. Unos culpables que siguen estando -muchos de ellos- entre los activos más importantes de las economías mundiales. Apunta con bala a todos aquellos que se fueron de rositas de aquello y que siguen queriéndonos vender un postulado revisionista.
Una pequeña obra maestra y terrible.
PREMIO GONCOURT 2017
Un relato inquietante acerca de los entresijos del inicio de la Segunda Guerra Mundial y la implicación de los empresarios en el ascenso de Hitler al poder.
En febrero de 1933, en el Reichstag tuvo lugar una reunión secreta, que no estaba en el orden del día, en la que los industriales alemanes —entre los que se contaban los dueños de Opel, Krupp, Siemens, IG Farben, Bayer, Telefunken, Agfa y Varta— donaron ingentes cantidades a Hitler para conseguir la estabilidad que él prometía. Desde ese año, Hitler ideó una estrategia de cara a la comunidad internacional para anexionarse Austria «pacíficamente»; para ello, mientras se ganaba la aquiescencia o el silencio de primeros ministros europeos, mantuvo una guerra psicológica con Schuschnigg, el canciller austriaco, hasta que la invasión (un alarde del legendario ejército alemán, que ocultaba graves problemas técnicos) fue un hecho.
Esta novela desvela los mercadeos y vulgares intereses comunes, las falsedades y posverdades, que hicieron posible el ascenso del nazismo y su dominio en Europa hasta la Segunda Guerra Mundial, con las consecuencias de todos conocidas. El orden del día narra de un modo trepidante y muy novedoso, en escenas memorables, las bambalinas del ascenso de Hitler al poder, en una lección de literatura, historia y moral política.