Zimma de Ismael Diadie Haidara

9788416193233

Zimma: contra la enfermedad de la abstracción
José de María Romero Barea

A pesar del que la intención moral de Zimma (Vaso Roto, Umbrales, 2014. Traducción de Elisa Remón), está lejos de ser transparente, el cuento del narrador y dramaturgo Ismaël Diadié Haïdara (Tombuctú, 1957) ha de ser entendido como una parábola. Los relatos en los que se divide la narración son, en esencia, el relato de un enfrentamiento, en el que las emociones centrales son el aislamiento, el miedo y la incertidumbre, aliviadas a través del discurso íntimo y “el encuentro de dos corazones, de dos cantos del mundo que se miran y hacen juntos la música entre el cielo y la tierra”.

Zimma es la crónica de un conflicto y una derrota. Haïdara ha escrito una fábula de ideas abstractas referidas a seres específicos. Zimma nos remite a otros relatos bélicos: la historia de posguerra “Para Esmé, con amor y sordidez” (1952), del norteamericano JD Salinger (1919 – 2010), donde la descomposición moral es vista a través de los ojos de un niño; La peste (1947) de Albert Camus (Mondovi, Argelia, 1913 – Villeblerin, Francia, 1960), que defiende la necesidad de participar en una batalla perpetua “entre la felicidad de cada hombre y la enfermedad de la abstracción”.

En Zimma, el joven Dri tiene que abandonar su aldea. Alejarse de su tierra natal le permite experimentar la soledad (“la cárcel del hombre que no sabe que jamás podrá estar solo”), la muerte (“Todo ser vivo es la huella de un instante del pasado, el habitante efímero de un instante que pasará”), la belleza (“De lo bello puede nacer lo amargo”). La distancia de todo implica la pérdida de una batalla personal. El desierto de su derrota es más desconcertante que el desierto literal: ya nada tiene sentido. La pérdida es traumática, e incluye, por extensión, la de la civilización sobre la que se asientan los valores del héroe.

Entre la búsqueda de las causas del colapso, la costumbre occidental de la abstracción: “A mayor conocimiento, mayor sufrimiento”. Una tradición que se mueve en un universo paralelo, un modelo teórico general de soluciones pragmáticas para casos específicos, siempre fracasa. Nuestra manera de responder a la catástrofe es buscar un nuevo conjunto de abstracciones, de categorías generales que reemplacen las pérdidas. Una respuesta más humana es la que propone Zimma: acercarnos a la verdadera emoción, luchar contra todas esas abstracciones que nos alejan de la vida tal como es, “el viento del mundo empujando mis velas hacia nuevas orillas”.

Zimma denuncia el impulso puramente táctico, militar, que implica el uso de soluciones fijas y sistemáticas a expensas de la fluidez y el ingenio, donde la idea abstracta se permite reemplazar estrategias flexibles y al propio sentido común. Haïdara defiende la necesidad de huir de las fórmulas rutinarias, la ausencia de la observación y el tradicionalismo obsesivo: “La verdad completa no existe en ningún sitio. Es como un vaso roto del que cada pueblo ha tomado un trozo para vivir bajo el sol, y cada quien piensa: mi verdad es la verdad”.

A partir de una experiencia tan deshumanizante como abrumadora, Haïdara propone rescatar a las personas, no a las estadísticas. Su relato Zimma es un revulsivo contra las locuras de la Historia. El libro pasa del desierto, la fábula y la comedia a la tragedia y el enigma, a través de un mismo leit motif: no se puede amar a la humanidad. Sólo se puede amar a un hombre. Es, de nuevo, el movimiento esencial que encontramos en Camus. El mundo conspira para hacernos ciegos a su propio funcionamiento; nuestra verdadera labor es ver el mundo de nuevo.

 

Reseñado por José de María Romero Barea

Escrito por Ismael Diadie Haidara

Nacido en Tombuctú (Repúbluca de Malí) el 15 de marzo de 1957 en el seno de la familia Kati, cuyo fundador, Mahmud Kati (Arkoya, 1593), era hijo de Ali b. Ziyad al-Quti de Toledo y de la princesa Kadiya Sila, sobrina del rey Sunni Ali el Grande (1592) y hermana mayor del emperador songhay Askia Muhammad Sila (1528). En la actualidad, es patriarca de dicha familia, presidente de la Fundación Mahmud Kati y director de la Biblioteca Fondo Kati de Tombuctú.Estudió Arte Dramático y Filosofía, y es autor de varias obras de poesía, filosofía e historia. Entre sus obras poéticas figuran Territoire de la douleur (1979), Comme une blessure éclatée dans les vannes du soleil (1980), Le chant équinoxial (1981) y Las lamentaciones del viejo Tombo (2006); en filosofía publicó Necesidad, posibilidad y contingencia en la obra de Ibn Arabi (1992); y en historia, El bajá Yawdar y la conquista saadi del Songhay (1993), L’Espagne musulmane et l’Afrique Subsaharienne (1997), Les Juifs à Tombouctou (1999), Los otros españoles (en colaboración con el exministro Manuel Pimentel, 2004) y Los últimos visigodos (2005).

Ha publicado varios artículos en revistas especializadas sobre las relaciones entre a-lÁndalus y África, y otros estudios sobre los judíos en la curva del río Níger.

Ficha técnicaCaptura de pantalla 2014-11-21 a la(s) 18.15.59

Traducción: Elisa Remón
Nº de páginas: 144
Tamaño: 14 x 21 cm.
Encuadernación: Rústica
Lengua: Español
ISBN: 978-84-16193-23-3

Zimma es un cuento filosófico que pertenece al género del jentol (peul) o jente (songhay), propio de la curva del Níger. Dividido en relatos de distintas extensiones y a través de personajes humanos, de animales o seres fantásticos, este género tiene una finalidad didáctica o iniciática: a través del jantol, el maestro recita en verso o en prosa sus cuentos, con la intención de transmitir sus lecciones de vida, tal como lo hacían los maestros tradicionales de África.

Ismaël Diadié Haïdara nos presenta la vida como el camino que separa el nacimiento de la muerte y nos muestra que, en ese camino, el único tiempo de vida que poseemos es el instante que pasa, instante que vivimos con amor o con odio, con alegría o tristeza, con ganancias o pérdidas, a través del perdón, en guerra o en paz, con nuestras esperanzas o nuestras añoranzas… Entre tantas pasiones, el camino del sabio es el que conduce, a través de la risa, del silencio y de la vida errante –libre de todo apego– a la paz interior.

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