Conjunto de trece relatos cuyo nexo narrativo gira, como afirma el traductor en la introducción, alrededor del tema de la muerte y de las mujeres. Personalmente creo que podría añadírsele otro tema: la naturaleza. La naturaleza está presente en todos los relatos, a veces incluso su presencia es más determinante aún que la de los humanos. Textos, pues, en los que apreciamos el dramatismo de la vida y la muerte, si bien ésta se presenta como algo natural, como algo con lo que convivimos cotidianamente. El relato que da nombre al libro, “Muerte en el bosque”, conjunta de modo impresionante la muerte y la naturaleza, consiguiendo presentarlo de un modo en el que el dramatismo está a la par con la belleza. Y el de “La siembra del maíz”, que también trata el tema de la muerte, es, a mi juicio, de una ternura y de un simbolismo enormes. La naturaleza y la muerte están también fuertemente ligados en “La muerte del hermano” (libre traducción de “Brother Death”). La relación de los hombres ante lo agreste de los bosques, la nieve, los ríos, los animales…País de granjeros y ganaderos, Estados Unidos es el país de los grandes espacios, donde el hombre toma su dimensión real, tergiversada en las ciudades, mundos creados por el artificio humano. En plena naturaleza, el hombre se convierte en un elemento más de una creación ajena.
Del mismo modo, las mujeres ocupan un punto de mira del narrador, si bien siempre observadas, admiradas o deseadas, desde la mirada masculina. “Otra esposa” y “La esposa” son dos relatos en los que el narrador consigue transmitir la ebullición interior de un hombre maduro cuando se siente atraído profundamente por una mujer. El narrador siempre es masculino y a veces el lector podría confundirlo con el propio autor, puesto que éste se implica, cediendo la palabra a un segundo narrador, con el que conversa, y las historias van surgiendo al modo de “me contaron que…” o “tal persona me contó cómo…”, lo cual lleva a múltiples digresiones, puesto que la acción relatada en segundo lugar va y vuelve a la relatada en primer lugar. Este modo narrativo le da una peculiaridad cercana al mundo literario de los modernistas anglosajones, de hecho cuando estuvo en París visitó a Gertrude Stein, de la que se consideraba un admirador y seguidor literario, en cuanto a la forma. Muchos retazos de sus relatos tienen forma de monólogo interior, o flujo de conciencia, como se ha venido llamando.
El relato que más me ha llamado la atención es justamente el que cierra el conjunto: “En un lugar extraño”, en el que el narrador, un supuesto profesor de filosofía, reflexiona sobre la necesidad de estar unos días o unas horas al margen de todo lo habitual para cambiar de aires. En palabras del autor: “Puede ser que la vida me haya ensuciado y que haya venido aquí, a este lugar extraño, para darme un baño en una vida desconocida, para quedar limpio y fresco de nuevo” (…) “A veces a uno le gusta estar solo. Estar solo no significa ir donde no hay gente. Significa estar donde todos son desconocidos” Son unas reflexiones muy interesantes y la narración cuenta el viaje (sin dirección, sin motivo, sin tiempo definidos) de un profesor de filosofía de un pueblo del medio Oeste.
Considerado como uno de los padres del cuento estadounidense, como afirmó Faulkner, que le conoció y trató durante la estancia de Anderson en Nueva Orleans. El propio Faulkner está retratado en el relato “Encuentro en el sur”, en el personaje al que llama David.
En suma, un conjunto de relatos que nos hacen sentir y que nos hacen pensar. Y con ellos descubrir (quien aun no lo conozca) a un autor de imprescindible lectura.
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