La vida no es tan grave de Baptiste Beaulieu

La vida no es tan grave, de Baptiste Beaulieu (ed. Grijalbo, 2015) es una emotiva y divertida novela que, de forma muy original, nos acerca al día a día de un servicio de urgencias a través de una historia intensa que nos hará sonreír y conmovernos por igual.

Baptiste Beaulieu (Francia, 1985) es médico. En noviembre de 2012 puso en marcha el blog Alors voilà, en el que explicaba con humor e ironía anécdotas que ocurrían du¬rante sus prácticas en un hospital de Auch, en el sudoeste del país, con el afán de reconciliar el mundo de los pa¬cientes con el de los médicos.

En reconocimiento a esta premisa, recibió el premio Alexander-Varney durante el Congreso Nacional de Practicantes de Medicina General. Elogiado por la prensa y avalado por más de dos millones de seguidores, en 2013 hilvanó las historias del blog en esta novela, cuyos derechos de traducción han sido vendidos a numerosos países.

En esta novela nos ofrece un relato de anécdotas auténticas, inspiradas en las historias de amigos y compañeros, tomando como eje central de la trama una emotiva historia, la de un joven médico interno del servicio de urgencias que se propone ayudar a la paciente de la habitación número siete para que consiga aguantar hasta que llegue su hijo, retenido en un aeropuerto europeo por la irrupción de un volcán, y pueda darle el último abrazo.

El médico se propone hablar hasta que los aviones despeguen, consciente de que mientras la paciente escuche, estará viva. Comienza una carrera de fondo cuya meta es prolongar la vida de la mujer con el relato de las anécdotas que suceden en el hospital, sus experiencias y recuerdos de la carrera. Como si fuera una Scherezade con bata blanca, acude a la habitación dispuesto a mantener la vida de la paciente a través de sus relatos, aunque aquí no hay sultán, tampoco Sherezade, solo “la muerte, un médico interno y una paciente que espera a su hijo”.

El autor mantiene con maestría el equilibrio entre el humor y la emoción, sin desentonar ni violentar, con buen gusto, en un ejercicio de precisión quirúrgica que nos mantendrá con el corazón en un puño a lo largo de toda la narración. Acompañaremos al protagonista a lo largo de siete intensos días en los que comenzará cada mañana poniéndose “el traje blanco de superhéroe” para poner al servicio de pacientes y compañeros su don para hacer reír a la gente, algo que en el servicio de Urgencias es un “superpoder valiosísimo”.

Y así el protagonista obsequiará a la paciente y a los lectores con toda una serie de anécdotas en las que encontramos confusiones, equívocos, meteduras de pata, pacientes excéntricos o estereotipos como “el Sherlock”, “la Demasiadotarde”, “el Crusoe” o la “un poco prostituta”. El relato nos llevará en una montaña rusa de sentimientos y es que, como bien se afirma en el libro:“en este oficio, montas en un ascensor emocional alrededor de 40.000 veces al día”.

Entre tubos, agujas, pastillas, radiografías, escayolas, reanimaciones, incineraciones, tactos rectales, amputaciones, accidentes, Alzheimer o cáncer, encontraremos episodios muy emotivos, historias de amor y amistad que nos harán reflexionar sobre cómo afrontamos la muerte… y la vida. Y es que en un hospital asistimos al ciclo de la vida en el que unos mueren y otros nacen, donde muerte y vida se dan la mano de forma inexorable.