El coleccionista, de Nora Roberts (ed. Plaza & Janés, 2015) es un thriller romántico de la escritora norteamericana calificada como “la escritora favorita de América”, una novela que mezcla de forma acertada amor y misterio en una trama de las que enganchan desde el principio.
Nora Roberts es una autora de referencia con más cuatrocientos millones de ejemplares vendidos de sus 180 novelas. En su reseña biográfica se señala que “el éxito de sus novelas es indudable, y quienes la leen una vez, repiten. Sabe hablar a las mujeres de hoy sobre sí mismas: sus lectoras son profesionales, fuertes e independientes, como los personajes que crea en sus libros, y sus historias llegan a un público femenino muy amplio porque son mucho más que novelas románticas”. Totalmente de acuerdo con estas palabras excepto en la limitación que se establece de sus libros para lectoras, ya que esta novela pueden disfrutarla tanto mujeres como hombres, y es que no en vano el maestro Stephen King ha afirmado que le encanta esta autora.
La novela comienza con una escena que nos recuerda a La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock. En esta ocasión, en lugar de a James Steward tenemos a Lila Emerson, que dedicaba el tiempo a dos profesiones que se complementaban y le permitían cubrir sus gastos y satisfacer su vocación. Llevaba seis años como cuidadora profesional de casas, negocio en el que había prosperado y le había permitido expandirse al extranjero.
Sus clientes la dejaban al cuidado de sus casas, plantas y mascotas mientras se ausentaban durante períodos de vacaciones u otras situaciones. Lila tomaba posesión de sus casas convirtiéndolas en su hogar y dando rienda suelta a pasión, imaginar historias sobre las personas, inspirándose así para escribir sus novelas juveniles de amor sobrenatural.
Su último encargo la deja en un apartamento con vistas panorámicas inmejorables, algo que Lila aprovechará para espiar con sus prismáticos a los vecinos de enfrente y dedicarse a su principal hobby, observar a la gente. Pero lo que se presenta como un disfrute se convierte en pesadilla cuando Lila sea testigo del asesinato de una modelo y el posterior suicidio del supuesto culpable.
La curiosidad insaciable de la protagonista la llevará a sumergirse en la investigación junto a Archer, hermano del suicida y también principal sospechoso, que está dispuesto a descubrir la verdad y demostrar la inocencia de su hermano. Juntos emprenden una peligrosa aventura que les lleva por los oscuros rincones del mundo del tráfico de antigüedades mientras un implacable asesino sigue los pasos de estas dos piezas sueltas de su rompecabezas, esperando a ver cómo encajan en él y si es necesario eliminarlas del juego.
Y éste es el eje central de una trama muy ágil, plagada de acción y pasión, con giros y crímenes, en la que los diferentes personajes se enfrentarán a situaciones límite donde suspense y romanticismo se dan la mano en una novela que nos propone una entretenida lectura.