Para los lectores que disfrutaron con “Tribulaciones de un sicario” (Policarbonados, 2009), será una buena noticia saber que el protagonista, Anselmo de la Rua, vuelve de nuevo a la palestra, unos años más mayor, para protagonizar, junto a Doña Celia, su pareja de hecho, una historia de intrigas y melodramas rurales, en un imaginario pueblito, Losantes, donde nunca pasaba nada…hasta “La Dama Verde” se instaló allí.
La narración recrea el ambiente de un pueblo muy pequeño, donde casi todos son parientes en algún grado, y donde las rencillas y enemistades se acumulan durante años, los rumores y los cotilleos circulan con rapidez y el aburrimiento es el caldo de cultivo de sórdidos rencores. Ante la doble novedad del regreso de un miembro de la comunidad y la apertura de un lugar de esparcimiento nocturno de dudosa moralidad (“La Dama Verde”), regentado por el hijo pródigo del pueblo, se crea un revuelo general, tanto entre los miembros masculinos como –aunque por razones opuestas- los femeninos.
El desfile de personajes es notoriamente hilarante, presentados con la mirada socarrona y divertida de Elena Casero. La elección de nombres está muy cuidada: Elpidio, doña Presencia, Katia, Boris, Don Abundio, Prudencio, Leoncio, “la puta ilustrada”… Una estancia veraniega en un pueblo supuestamente aburrido, que resulta ser de lo más entretenido. El personaje de doña Presencia, la tía de doña Celia, es delirante: una ancianita nonagenaria que parece revivir, recargando pilas con la llegada de los problemas,… sobre todo, por el café con leche tomado en “La Dama Verde”. El desfile carnavalesco de las fiestas del pueblo es uno de los momentos más notables del carácter esperpéntico de la narración.
El “puticlub” y sobre todo, su dueño y director, Ernesto, despiertan odios y pasiones ancestrales en distintos niveles de la sociedad losantesca. Anselmo y su nuevo amigo, el jubilado Elpidio, intentarán investigar algo sobre los sucesos que van a ir jalonándose a lo largo del caluroso verano: un asesinato, dos intentos de homicidio, personajes que no son lo que parecen y personas que quieren ser distintas a lo que han sido hasta ahora, celos, amores, odios fraternos y deseos irrefrenables. Todo ello tiene al lector entretenidísimo, procurando adivinar quién es el asesino, y a la vez, tratando de entender el galimatías de las relaciones del pueblo.
Elena Casero cuenta con prosa fluida y muy realista, en narración directa y desde el punto de vista de Anselmo, todo un anecdotario popular, en clave de humor pero lanzando de vez en cuando dardos contra las lacras sociales que sufrimos, aunque no vivamos en su imaginario pueblito. Renacerán antiguos amores, surgirán nuevos, y la pareja formada por Anselmo y Celia vivirán días que no olvidarán, en el calor de ese largo y atribulado verano. En suma, un relato divertido, agridulce en algunos tramos, muy divertido y lleno de retranca en otros, entretenido en su totalidad.