Los crímenes del monograma (ed. Espasa, 2014) es la novela en la que reaparece Poirot, en una original trama, con el sabor de los clásicos, por una autora que hasta el momento había destacado por sus thrillers, pero que en esta ocasión retoma al genial personaje contando con el beneplácito de los herederos de la reina del crimen: “La idea de Sophie para la trama era tan adictiva y su pasión por el trabajo de mi abuela tan fuerte que tuvimos la certeza de que había llegado el momento de escribir una nueva Christie.” (Mathew Prichard, director de Agatha Christie Limited y nieto de Agatha Christie).
La autora ha usado un acertado recurso para “resucitar” a Poirot a través de una narración con estilo propio, y lo ha hecho creando un nuevo personaje, Catchpool, un joven agente de Scotland Yard que ocupa el lugar de Hastings como ayudante del detective belga y narrador de la historia. De esta forma se justifica la diferencia de estilo narrativo, y el lector no tiene que preocuparse por encontrar parecidos o diferencias con el original, sino de disfrutar de la trama y del reencuentro con el detective desde una perspectiva diferente pero igual de estimulante.
Volver a encontrarse con Poirot es todo un lujo, con su bigote impecablemente cuidado, su carácter vanidoso, observador, metódico, con toques de tiquismiquis, impertinete y excéntrico, aunque en menor medida que el original. Pero, especialmente, vuelve con su cerebro en plena forma, haciendo uso de la materia gris o, como él decía antes y eso sí que lo he echado de menos, con sus “pequeñas células grises” a pleno rendimiento.
La trama se sitúa en Londres, en febrero de 1929. Poirot se encuentra disfrutando de un pequeño retiro, había entrado en un “placentero estado de hibernación” y “había vuelto a experimentar, por primera vez en muchos años, la tranquilidad de no ser nadie”. Ocupando una habitación en una casa de huéspedes esperaba pasar desapercibido y dar descanso a su cerebro. Había creado una rutina, una pequeña tradición que se saltaba su puntilloso estilo de vida, y era acudir al café Pleasant todos los jueves a las 19:30 en punto.
Pero su tranquilidad se verá interrumpida cuando una mujer entre en el café en un estado de alarma que llama la atención del detective. Al interesarse por ella, la mujer afirma de forma misteriosa: “Ya es demasiado tarde. Ya estoy muerta. O lo estaré muy pronto. No puedo esconderme eternamente. No hay posibilidad alguna de ayuda. Es irremediable, inexorable. Cuando yo esté muerta, por fin se habrá hecho justicia”. Las palabras de la mujer dejan a Poirot preocupado, especialmente cuando esta desaparezca dejando al detective belga con sentimiento de culpa y remordimientos al haberla dejado marchar sin ayudarla. Pero un extraño y macabro suceso interrumpirá sus pensamientos, la aparición de tres cadáveres en un elegante hotel londinense, tres personas asesinadas en tres habitaciones diferentes, con un nexo en común, cada una de ella tiene en la boca un gemelo de oro con un monograma.
El encargado de la investigación es el agente Catchpool, que se verá sobrepasado por la situación al enfrentarse a una mente “meticulosa y fría” y a tres escenas del crimen que son “una obra maestra de arte macabro, con un significado oculto que no lograba descifrar”. Pero Catchpool contará con una ayuda excepcional, Poirot, al que conoce de la casa de huéspedes. El detective belga tomará el mando, provocando en el agente irritación al mismo tiempo que descanso, y se embarcará en una fascinante investigación en la que tendrá que ordenar las diferentes piezas del complejo puzle para dar caza al asesino y evitar más asesinatos, sin olvidarse de la mujer que había conocido en el café.
Esta es la base de una novela muy entretenida, con giros continuos, secretos escondidos, los inquisitivos y reveladores interrogatorios de Poirot a testigos y sospechosos, y la aparición de otros personajes que añaden aún más interés a la trama como una joven camarera del Pleasant, extrovertida y observadora, cómplice de confidencias de Poirot e impagable fuente de información. Y, por supuesto, el implacable cerebro del detective belga que, con método y orden, como no podía ser de otra forma, se dispone a atrapar al criminal.
Los crímenes del monograma es una novela que hace honor a la “reina del crimen” y a su genial creación, el inigualable Hércules Poirot. Solo queda dar la bienvenida de nuevo al mejor detective de todos los tiempos, felicitar a la autora y pedirle que siga haciéndonos disfrutar con sus “pequeñas células grises”.
Sophie Hannah es autora de nueve thrillers psicológicos que han sido bestsellers internacionales, publicados en veinte países y adaptados para televisión. Su novela The Carrier ganó en 2013 el Specsavers National Book Award Crime Book of the Year. Hannah es miembro honorario de la junta del Lucy Cavendish College, en Cambridge, y es también una reconocida poeta, nominada para el T.S. Eliot Prize.