Eso le lleva al segundo cuestionamiento, si estamos programados para detectar la mentira y rechazarla ¿por qué nos sentimos bien leyendo ficción? El autor asevera que la ficción también es realidad y por eso no nos produce la negación propia de la mentira. Es más, aunque sepamos que parte de lo leído es real y parte creación, la sustancia del resultado se mantiene idéntica, sin perturbarnos.
Para explicar esto Volpi introduce el pensamiento en paralelo de nuestro cerebro, continuamente estamos evaluando el presente y prediciendo el futuro, realmente los posibles futuros alternativos hipotéticos en base a nuestra asimilación del pasado y esto lo hacemos en milésimas de segundo. ¿Puede ser la ficción por tanto una línea paralela a la que pudieramos llegar y por eso nos identificamos con ella? Dado que todos esos futuros pueden ser reales la ficción también la sentimos como tal.
Con muchos argumentos y no menos emociones, Jorge Volpi sostiene que es precisamente la ficción la que nos permite construir el mundo, concebir las ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los otros. “Invento mi yo y los yos de los demás, por que mal que nos pese, todos somos ficciones”.
El desarrollo de estas interesantes ideas y otras muchas más aparecen representadas en este ensayo, verdadero monumento al cerebro, a la capacidad de imaginar y crear, a la ficción y a aquello que produce en nuestro interior: el placer de la lectura.
Pepe Rodríguez