Dos horas después de él asomó al mundo su hermano gemelo autista con quien ha convivido desde entonces sin articular palabra. Hace poco tras un encuentro con una conocida en el invernadero de su madre sembró la semilla de su futura hija lo cual le hizo ser padre a cambio de media hora. Sucesos que definitivamente alejan su pasión por las plantas y las flores. Con un golpe de mano decide reconducir su vida, cruzar media Europa y adecentar un jardín de rosas en un pueblecito mediterráneo. LEER MÁS
En su viaje iniciático descubrirá sucesivamente la enfermedad, la amistad, la hospitalidad, la generosidad, la amistad, el trabajo, la paternidad, la familia y por último… algo más.
La composición por capítulos que la islandesa escribía de noche en noche hace muy fácil su lectura. Coleccionamos así varias teselas que nos permiten ver el cuadro completo y la evolución del personaje, femenino para ser hombre, mediterráneo para ser nórdico, sentimental para ser padre sin querer, autónomo para querer fundar una familia. Un ser lleno de contradicciones con una única verdad, su amor por las rosas, especialmente la de ocho pétalos.
“¿No te creaba problemas de niño tu afición por las flores?” pregunta la madre de su hija. “Como era el mejor jugando al fútbol no se metían conmigo”, miente Lobbi. Ese es nuestro hombre quien combina los papeles de padre, hermano, amante, hijo y jardinero en un par de meses inolvidables.
Marc Canela
FICHA DEL LIBRO