Hay un pasaje de este amenísimo libro que, a mi entender, puede predisponer –positivamente– al lector respecto del contenido memorialístico del texto, pero también de su peculiar sentido del humor: “Exactamente diez años después de que Benno se hubiera casado con mi abuela, estalló la primera guerra mundial, quizá la más absurda de todas las guerras. En mi opinión, las posibles relaciones de causa-efecto entre los dos sucesos no se han estudiado lo suficiente” . LEER MÁS
Quede constancia, también, la postura moral del narrador: lo absurdo de las guerras. El libro, escrito con una prosa muy cuidada y bajo la clara consciencia de un testimonio personal que se adorna deliberadamente de una cierta trascendencia, constituye una suerte lectora por cuanto el que lee, el que re-crea, obtiene, aquí y allí, motivos suficientes de reflexión hacia sí propio, hacia su condición humana sujeta a todo tipo de voluntades y sorpresas. Separado en etapas o pasajes, es fácil y satisfactorio recorrer el camino que propone el narrador, tanto por lo fecundo de las observaciones como por la inteligente actitud curiosa que despliega, ya sea hacia fuera, ya sea hacia adentro. Dice, sobre la tumba de su padre: “no se puede quemar a los judíos muertos. Imaginé que ello se debía a que tantos judíos habían sido quemados en vida”.
Título: Mi abuelo llegó esquiando | Autor: Daniel Katz | Editorial: Asteroide | Páginas 240| Precio 16,95€
Didáctica lectura.
Ricardo Martínez