Con afán deductivo Leonardo Sciascia indaga en la documentación de la época, también en la de la inquisición, para intentar reconstruir este caso. Con abundancia de datos, que a veces abruman al lector, sobre todo al que no busca un nivel de profundidad tal, va esbozando las claves de un ajusticiamiento ejemplar. Por el camino obtenemos un esbozo de la figura del clérigo rebelde, pero sobre todo una visión de la acción del santo oficio en Palermo, como ejemplo de la influencia y acción de la temida institución en los aledaños de la sede romana de la iglesia, y en general otra pincelada más de lo que supuso esta lóbrega institución en el mundo occidental.
El libro contienen algunas citas interesantes sobre el tema, como la de Américo Castro en la que dice que “La Inquisición fue una larga calamidad, hizo aún más miserable la curiosidad intelectual de los españoles, pero no logró ahogar ningún pensamiento que hubiera surgido de lo más profundo de la vida de aquel pueblo”; u otras más generales como la de Menéndez Pelayo en su famosa Historia de los Heterodoxos, cuando afirma “¡Con qué pocas ideas viven una secta y un siglo”
Al libro le falta vigor narrativo en detrimento de un estilo más inclinado hacia el ensayo o el documento de investigación. Que nadie espere un relato novelado, sino más bien un informe con pretensiones literarias. Aún así su contenido es rico y minucioso, propio de un autor siempre comprometido y entregado a la historia que propone.
Daniel Vega
Buena reseña sobre este ensayo nada menos que relacionado con la Inquisición. Si se dice que en el último tercio del siglo XX aún tenía mucha influencia la Iglesia Católica, creo que aún hoy día tienen cierta influencia, pues se creen que tienen que seguir guiando las decisiones que tomen las personas y ahora lo hacen, casi todos, desde las homilías, pues más que predicar el Evangelio siguen influyendo en la sociedad con sus directrices. No me extraña, por eso, que cada vez haya menos asistencia a los cultos religiosos.