Ahora, Acantilado nos presenta la primera parte de dicha trilogía, Disturbios (1970), no menos divertida ni menos magistral, donde los problemas del Imperio los causan, en este caso, las ansias independentistas en la Irlanda de 1919. LEER MÁS
Por último, consultado el Padre sobre la decencia de disparar cruces, santos y vírgenes metálicos, “opinó que era muy correcto hacerlo, y que esos o cualesquiera otros objetos papistas provocarían tremendos estragos”.
Al leer ahora Disturbios, nos encontramos con el mismo tono de comedia y con análogos elementos estructurales, sólo que los indígenas son ahora los empobrecidos nativos irlandeses, los cipayos se convierten en los rebeldes del Sinn Féin y del IRA, el conflicto es la revuelta que terminó en 1922 con el tratado firmado por el gobierno británico y el IRA de Michael Collins, la colonia británica es, en este caso, la aristocracia anglo-irlandesa, y la Residencia no es otra que el hotel Majestic, lujoso en otros tiempos pero en absoluta decadencia ahora, habitada por un grupo de vetustas damas y regido por Edward Spencer, irreductible defensor de la tradicional y opresiva presencia británica.
Y también encontraremos aquí el lanzamiento de objetos emblemáticos contra el enemigo, en este caso raquetas y pelotas de tenis, contra un supuesto miembro del Sinn Féin que atraviesa la pista a toda carrera; o una estatua ecuestre de la reina Victoria que intentan enderezar, sin éxito, a martillazos, ejemplos de una divertida simbología que recorre toda la novela y que se complementa con un nutrido elenco de personajes a cual más representativo: del lado irlandés, el mayordomo Murphy, sirviente despechado a cuyos hombros pretende subirse Edward para quitar un cartel del IRA; el doctor Ryan (sin hija, aunque la obra maestra de David Lean sea también de 1970), el padre O’Meara, y sobre todo Sarah Devlin, cuyo apellido comparte con la famosa activista católica Bernadette; y por el lado inglés: el comandante Brendan Archer, dolorosamente enamorado de Sarah, y crítico colaborador de Edward, en el que este va delegando sus obligaciones, Ripon, el hijo de este último y representante de la cohabitación con los católicos; sus terribles hermanas gemelas, o el tenebroso tutor Evans.
Si a todo esto añadimos el contrapunto de las noticias de prensa sobre los disturbios en otras zonas del Imperio o sobre los atentados y las indiscriminadas represalias, y las escenas de la gran fiesta final en el hotel, no podemos dudar de que nos encontramos ante uno de los más fieles y tragicómicos relatos del fin de una era.
Y atravesando toda la obra, el convencimiento, verbalizado continuamente por el viejo doctor Ryan, de que la gente no perdura, nada perdura. Nunca.
Rafael Martín
Título: Disturbios | Autor: J.G. Farrell | Editorial: Acantilado | Páginas: 544 | Precio : 25€
COMPRA ESTE LIBRO O CUALQUIER OTRO PRODUCTO EN FNAC.ES Y PAGA 1€ POR LOS GASTOS DE ENVÍO