Conocido como un redivivo santo Job por el número de desgracias que tuvo que padecer, Santiago González Mateo relata un buen número de ellas en sus accidentadas memorias. Su lectura se erige en una pormenorizada radiografía de los usos y costumbres de la época a través de la visión de un cura nada convencional, que, por desgracia, sufrió más de lo que gozó. De poco le valió alcanzar la condición de presbítero de Laguardia, ya que fue juzgado por el tribunal del Santo Oficio de Logroño por impío. Pocas veces se ha tenido la oportunidad de leer como en esta ocasión el testimonio de un proceso inquisitorial desde el prisma de un acusado. El libro llena este vacío editorial y, además, se adentra en las razones que condujeron a una parte del clero español, descontento con la mezquindad e ignorancia de sus compatriotas, a abrazar la causa francesa tras la invasión de las tropas napoleónicas.
Los responsables de la edición, cuyo prólogo y notas corresponden al escritor Javier Pérez Escohotado, han optado por respetar el léxico original, lo que confiere más autenticidad a las páginas de esta autobiografía. Escrita con vehemencia, el estilo del clérigo Santiago González Mateo se revela en todo momento como ágil y desenfadado. Su léxico riquísimo, lleno de términos de una gracia exquisita, y su visión irónica del mundo lo enraízan con la mejor tradición de la novela picaresca.” (Pepitas de Calabaza)
Ejemplos del texto:
[…] En esta tierna edad ya asomaba la cabeza la uña i la carne, y apenas pasaba dia que no hurtase a mi buena madre bollos de chocolate y otras golosinas, que repartia liberal con jovenes de otro sexo. Atrahidas con este aliciente, lograba seducirlas disponiendo diversiones en sitios ocultos, siendo lo mas comun el juego del maestro y el de hacer cochinadas. Pero la niña que mas me llevó la atencion fue la hija de Pelegrijo, cabo de los guardas del tabaco, quien me llamaba hierno, y a titulo de tal comia en su casa con la maior franqueza, reputandolo todo mi suegro a diversion pueril (interin haciamos la siesta juntos, etc.), hasta que, observandonos el maestro de la escuela (por quexas del sacristan) en las escaleras de la torre, resfrió nuestro ardor con una sangrienta sotana. […]
[…] Entre los acasos y juveniles desatinos que como inconsiderado ejecuté, solo diré el siguiente, con solo el qual quedará el lector bien apestado, porque el asunto es de mierda: Juntos varios estudiantes a merendar, se trató por postre quién se comeria un quarteron de escremento; y yo, como menos escrupuloso, prometi egecutarlo; y como a mí es lo mismo dar palabra que cumplirla, se presentó a la mesa en un plato, el qual limpié mui bien, sin fastidio ni desagrado (interin los espectantes rebentaban de asco solo en verme chupar los dedos); y aseguro que qualquiera que haga la esperiencia le sucederá lo mismo, especialmente cargandola bien de sal, porque es mui insipida y jauda. […]
Ficha del Libro
Título: Inventario de disidencias, suma de calamidades| Autor: Santiago González Mateo| Editorial: Pepitas de calabaza | Páginas: 220 | Precio : 12€ |