Así nos encontramos con un país encorsetado y anquilosado que lucha por los ideales que se asumen sumisa y disciplinadamente. De igual manera percibimos una Isabel sincera que admite sus aciertos y sus desatinos. Ella misma, la periodista admite: “Vamos dando palos de ciego a un lado y a otro con la esperanza de acertar en alguno. Cualquier día nos abochornaremos al comprobar lo equivocados que estábamos”.
Ahora bien, este diario (aunque no es el objetivo de Isabel) tiene algo de novela negra. Precisamente su título refleja mucho en ese sentido. “La casa de cristal” hace referencia al modo de vida de los corresponsales de prensa y el de los propios cubanos. Sus paredes no pueden esconder nada de sus vidas, ni de sus conversaciones ya que los servicios de inteligencia cubanos parecen casi capaces de poder espiar sus pensamientos. Lo más terrorífico es que no es una consecuencia del sistema sino un objetivo en sí mismo. Con ello logran la censura más eficaz: la auto-censura. Entre las cosas que nos cuenta la periodista (y sabemos que no lo cuenta todo) se encuentran una serie de llamadas que se produjeron nada más llegar a La Habana. Según narra, cada vez que llegaba a su casa alguien le llamaba al teléfono. Daba igual que fueran las seis de la tarde como las cinco de la mañana. Claro, ella misma admite que en la primera ocasión pensó que alguien se había equivocado pero que “lo preocupante es comprobar la falta de llamadas equivocadas antes y después… únicamente se confundían cuando llegaba a casa y cuando eso ocurre un día y otro… terminas atando cabos y llegas a una conclusión”. Qué dulce inocencia
El diario está lleno de anécdotas de todos los colores. Entre ellas hay algunas muy curiosas como la que se montó allí con la repatriación del niño Elián,¿lo recuerdan? Isabel admite que casi acaba odiando a todos los niños -cuando lo lean lo comprenderán. También hay una anécdota en la que se relata un juicio en el que preguntan a la mujer del acusado por su estado civil, tras lo cual ella, poniéndole ojitos a su hombre, responde que su estado civil es ¡muy satisfactorio!. Y no solo encontrarán anécdotas graciosas sino que recorrerán sus avenidas, subirán y bajarán el malecón con las olas saltando por encima del muro, sus atardeceres únicos y las flores estallando en una hermosura voluptuosa. Sufrirán los casi diarios cortes de luz, la escasez de productos de primera necesidad como pueden ser huevos o patatas y si prestan un poco, solo un poco de atención casi se sorprenderán escuchando algo de son cubano. Isabel también comparte con ustedes su matrimonio y su primera maternidad, por cierto que cuando ella volvió a España en 2004 por lo visto su hijo hablaba cubanito cubanito.
Lo más normal es que tras leer este singular diario les entren unas ganas inusitadas por viajar a la isla maravillosa, que a la luz del relato, a uno le pone triste que esté tan mal gestionado para los que viven o al menos trabajan de continuo allí. Aunque desde luego en cuanto a la gestión cada uno tendrá su opinión digna de respeto.
Pues si van a buscar un viaje para estas vacaciones 1- no lo hagan sin haber leído ‘La casa de cristal’ y 2- si ya han contratado su viaje háganle a este libro un hueco en la maleta; tiene premio: “conocerán una Cuba cotidiana” según dice Isabel García-Zarza. Pues bien, fue un placer leerlo; que ustedes lo disfruten.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
En el otoño de 2000 la periodista Isabel García-Zarza se incorporó a la delegación de la agencia de noticias Reuters en La Habana. Durante los cinco años que permaneció en ese destino, escribió un diario donde detallaba la vida cotidiana de una corresponsal bajo el régimen de Fidel Castro. La ilusión inicial de residir en un paraíso del Caribe se va transformando paulatinamente en angustia. El poderoso aparato policial castrista observa cada uno de los movimientos de sus ciudadanos, condenados a vivir en una casa sin paredes, desprovistos de la mínima intimidad. La casa de cristal es un testimonio desgarrado de la falta de libertades que impera en Cuba, de la miseria económica que soportan los ciudadanos, de las desigualdades entre la población civil y los dirigentes próximos a Castro, de la cursilería dialéctica de la propaganda con que abruma el Régimen. La mirada de la autora, a veces ingenua pero siempre independiente, choca constantemente con los muros de una dictadura que agoniza al mismo tiempo que su Comandante, aunque que se resiste férreamente a desaparecer. En palabras del escritor Jorge Edwards, autor del prólogo, García-Zarza narra la contradicción de un país «que es dulce por fuera y muy amargo por dentro».
Ficha del Libro
Título: La casa de cristal Autor: Isabel García-Zarza Editorial: Rey Lear Páginas: 216 Precio : 19,95€