Es un relato frío, seco, triste y polvoriento de ese año de camino. Profundamente amargo y melancólico es capaz de alterar nuestro ánimo buscando la catástrofe en cada escena, pero ésta no surge, solo el devenir fluye, la geografía trasciende y las personas, pueblos y rutas marcan el tempo del relato.
El título se convierte en real, Todos los caminos están abiertos, pero al leerlo podríamos añadir que no conducen a ninguna parte. Todas las carencias de aquellos lugares y de aquellas personas no solo siguen abiertas sino que han empeorado en este tiempo, y la propia escritora no solo no se encontró a sí misma, sino que tristemente falleció en un absurdo accidente de bicicleta poco tiempo después de regresar. El “ángel devastado” nos dejó su último recuerdo, desconsolado e inquietante.
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
En junio de 1939, Annemarie Schwarzenbach emprende un nuevo viaje, en esta ocasión junto a su amiga la escritora suiza Ella Maillart. Recorren los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán en un Ford cargado de material fotográfico. Mientras, en Europa, estalla una guerra virulenta, lejana y a la vez próxima. Todos los caminos están abiertos es una selección de los textos que Annemarie escribió sobre ese interminable trayecto en coche. En ellos se refleja la magia de paisajes embriagadores, su perspicaz curiosidad por las sociedades orientales pero también su deseo imposible de fuga, marcado por la tragedia bélica y un atormentado anhelo de felicidad. Las espléndidas imágenes y la sensibilidad exacerbada de estos escritos nos adentran en el mundo fascinante de este «ángel devastado», tal como la definió Thomas Mann.
Título: Todos los caminos están abiertos | Autor: Annemarie Schwarzenbach | Editorial: Minúscula | Paisajes narrados, 29 | Traducción: María Esperanza Romero | Páginas: 182 | Precio: 14 €
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