Dery establece desde el principio un diálogo con el lector que convierte la obra un documental escenificado. ¿Ensayo sobre la vida de los perros con Niki como ejemplo? sería una opción, la cual convertiría a los Ancsa en simples personajes secundarios. ¿Denuncia de las purgas estalinistas vistas a través de los ojos de Niki? Plausible pero demasiado arriesgada. ¿Novela costumbrista sobre la dura posguerra húngara? Difícilmente. Sin embargo, esta obra es todo eso y muchas cosas más.
Dentro de su modestia permite profundas reflexiones sobre la vida animal (¿tienen conciencia los perros?), la vida familiar, la vida social, la vida política, incluso sobre la no-vida de los desaparecidos; aún más la amistad, la convivencia, la exclusión y la muerte afluyen con normalidad a su trama experimental.
Todo eso en poco más de cien páginas es todo un logro únicamente al alcance de genios como Tibor Déry, quien al igual que Niki bandea de un lado a otro buscando su sitio para sobrevivir. Él mismo estuvo detenido años, juzgado y condenado, restablecido y bajo sospecha, es decir, pasó por los mismos estados que los Ancsa, y en vez de recordarnos eso en primera persona, fue capaz de revivirlo tanto en la vida como en los ojos de una perra. ¿Sorprendente, verdad?
Quizás la mejor crítica del estalinismo de manos de un personaje paradójico, la perrita Niki, o tal vez el mejor documental sobre perros con Stalin de secundario.
Pepe Rodríguez
Tidy lee esta historia sobre esta perrita… atte kay