Dos novelas del mismo autor recomendadas por Johnny Depp

Miedo y asco en Las Vegas

Miedo y asco en Las Vegas de THOMPSON, HUNTER S.

Una acción delirante: así como los caballeros de la Tabla Redonda se lanzaban en pos del Santo Grial envueltos en una armadura de poder sobrenatural, Thompson entró en Las Vegas pertrechado con un arsenal verdaderamente mágico de «nefandas sustancias químicas» en su búsqueda del Sueño Americano. Sus peligrosos enfrentamientos, dopado hasta las cejas, con los empleados de casinos, camareros, policías especializados en narcóticos y demás representantes de la Mayoría Silenciosa segregan un humor alucinado y un clima de terror muy infrecuentes. Porque ésta es la verdadera historia de un hombre que pasó una prolongada temporada en el infierno… y vivió para contarlo.

El diario del ron

El diario del ron de THOMPSON, HUNTER S.

Kemp, un joven periodista trotamundos, bebedor de ron y álter ego del autor, abandona Greenwich Village, en los años cincuenta, con destino a Puerto Rico, donde consigue un trabajo como periodista en el San Juan Daily News. Allí trabaja una variopinta fauna de personajes: misántropos, desengañados, fracasados, ambiciosos dispuestos a rehacer el mundo, todos ellos parias en busca de una existencia mejor en el trópico. Pero la paradisíaca tríada de ron, sexo y sol se convierte en prolongadas borracheras, peleas sin fin y fiestas desmelenadas de una sexualidad salvaje. Y mientras lucha contra la irrisoria libertad del aburrimiento, Kemp asiste a la lenta agonía de una isla corroída por el dinero, las ambiciones de Estados Unidos y el hipócrita compromiso de los periodistas. Esta primera novela del creador del llamado «periodismo gonzo», que brilló con todo su esplendor en Miedo y asco en Las Vegas, es la crónica mordiente de una desilusión. «Hilarante, absolutamente real y trágica… Qué fascinante e interesante hubiese sido que, en 1959, a los 22 años, Hunter S. Thompson se hubiese largado por ejemplo a Puerto Rico, se hubiera bebido su peso en ron diariamente, hubiera follado toda la noche y se hubiera sentado bajo una sombrilla a escribir una novela. Bueno, pues lo hizo. La novela permanecía enterrada y olvidada en el húmedo sótano de su fortificado rancho de Colorado, hasta que un amigo la desenterró. Se llama El diario del ron y la espera ha valido la pena… Se trata de una verdadera joya, una novela ágil y bien construida, que deja al lector inquieto y sonriente» (Scotland on Sunday). «Salvaje, agudo, visceral, cínico y sarcástico… Un libro muy divertido que hará que, en comparación, tu vida parezca sumamente aburrida» (Scene).