Érase un verso (poemas de hadas revisitados), de varios autores

Nørdica es una editorial que me tiene enamorado. Acaba de cumplir quince años, y para celebrarlo ha tenido el detalle de regalar un precioso catálogo donde aparecen sus colecciones con solo solicitarlo. Yo he tenido la suerte de recibirlo, y es una maravilla que te pone los dientes largos deseando poseer todos sus títulos. Aparte de la calidad literaria de los textos que editan, cuidan mucho sus formatos. Ya si hablamos de su colección ilustrados, estamos ante libros que son todo un placer para los sentidos, con unas ilustraciones de artistas reconocidos, hacen que sus libros sean joyas disfrutables tanto a la hora de leer como de admirar sus preciosos dibujos.

Dentro de esta colección podemos encontrar “Érase un verso (poemas de hadas revisitados)”, una recopilación de poemas basados en los cuentos denominados de hadas, donde cada autor plasma su versión, haciendo que veamos los cuentos que nos han y hemos contado toda la vida de distinta manera, haciéndonos más conscientes de los matices de estos relatos a partir de los giros o detalles que destaca cada autor a través de su propia visión. Todos ellos traducidos por el aclamado autor neoyorquino afincado en Madrid, Lawrence Schimel.

Hay libros que los lees una vez en la vida; otros, que te gustan o marcan más, los lees más de una vez; luego hay libros que lees infinidad de veces, porque cada vez que lo revisitas encuentras un nuevo matiz, o al estar adornados de bellas ilustraciones descubres detalles que antes no percibiste. “Érase un verso” es de estos últimos. A cada poema lo acompaña la ilustración de un artista diferente. Otro tanto para esta edición, donde podemos disfrutar y conocer la obra de veinticuatro ilustradores e ilustradoras de nuestro país, que han colaborado con Nørdica en esos quince años de existencia, y que acompañan las letras de poetas tan diversos como Neil Gaiman, Carol Ann Duffy, Nancy Spriger, Francesca Lia Block o Leonard Cohen, solo por nombrar a algunos, que como el lector habrá comprobado, son nombres de peso dentro de la literatura.

En los poemas a su vez, podremos comprobar la firma de cada uno de sus autores, dando un nuevo giro a alguno de los cuentos que creíamos conocer, donde el príncipe no tiene porqué buscar el amor, precisamente, de una princesa para ser feliz; o como Bella, donde el empoderamiento de esta resulta más que evidente; así como en la última esposa de Barba Azul, que no se amedrenta, dando protagonismo a las victimas del déspota marido. El cuento más reiterando resulta ser “Caperucita roja”, demostrando el sinfín de relecturas que puede provocar la historia de esta joven cubierta de carmesí, reflejando los autores distintas visiones de un mismo relato del que creíamos saberlo todo. Recordemos, como muy bien señala el escritor Schimel en el prólogo de esta obra, que estos cuentos, en su origen iban destinados al público adulto, y que han llegado hasta nosotros por la dulcificación que hizo de ellos la factoría Disney. Es a través de esas versiones adultas de las que escriben estos artistas sus poemas, algunos consagrados, otros más nóveles, todos dando su visión más hacia las emociones que experimentaron al oír esos cuentos que al relato y sus personajes en sí.

Otro asunto que destaca Lawrence en la presentación de esta obra, es la forma en la que nos llegan estos versos, puesto que todos están escritos originalmente en la lengua materna de sus autores, el inglés, y que a nosotros —al menos a los que no dominamos este idioma— nos llegan a través de la traducción. Donde el trabajo del traductor es sin duda impecable, pero como él mismo nos señala: “Hay muchas metáforas para la traducción, pero otra más podría ser comparar una traducción a escribir una versión nueva de un cuento de hadas. Mi traducción de un soneto sería muy distinta de la de cualquier otro traductor, pero podremos reconocer la historia común detrás de todas las versiones.” Nørdica también ha pensado en esto, y ha tenido el detalle, más destinado a los que dominen el inglés, de incluir las obras originales en la segunda mitad del libro, destacadas en una bonita grafía roja., haciendo de este libro una joya de colección.

Mis felicitaciones de nuevo a Nørdica por este precioso libro en tapas duras, que resulta bonito tanto por dentro como por fuera. Un deleite tanto para el lector de poesía como para el que es capaz de ver más allá de lo que siempre le contaron.